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Actualizado: 2 de junio de 2025
En este aprieto determinó Orellana por último recurso, despachar un extraordinario al corregidor de Arequipa, pidiendo le auxiliase con gente, víveres y municiones, á cuya práctica no dieron lugar las ocurrencias posteriores.
Diez años después llevó á los Gelves Don Hugo de Moncada, Virrey de Sicilia, otra armada de cien velas conductora de 13.500 infantes y 1.000 caballos; los puso en tierra por el mes de abril , y no llanamente se abrió paso; que si el escuadrón que personalmente guiaba arrolló á los moros, otro de los suyos cejó viéndose en aprieto.
Sin duda la misma travesura del chico le caía en gracia; además, tenía en mucho sus partes intelectuales y creía de buena fe «que en formalizando llegaría a ser algo de provecho.» Cuando hubo un poco de aprieto en el colegio por el excesivo número de muchachos, no tuvo inconveniente en llevarle a su habitación y en que se le armase una cama a su lado.
Judith, que esta ocasion consideraba, La cabeza le corta, y con secreto Saliò con la criada que llevaba: Librando de esta suerte del aprieto A su pueblo, en que vió ella que estaba. El prémio ha recibido, mas perfecto; Y pues vemos que el prèmio ya nos llama, Dejemos de nosotras grande fama.
Allí estaba su hermano, que solamente con una palabra podía sacarla del apuro; pero no había que pensar en semejante miserable, capaz de dejar perecer a toda su familia antes que desprenderse de una peseta. ¡Qué angustiosa situación! ¡Y que una persona distinguida como ella tuviera que verse en tal aprieto por unas cuantas pesetas, cuando tantos miles había arrojado por la ventana en otros tiempos...!
Recordaba que en sus diatribas contra el ejercito hacia la salvedad de que era necesario conservar algunos barcos para proteger las colonias. Lo mismo podía decirse si perteneciese a la Guardia civil. En cuanto a las demás fuerzas de tierra, no cabía disculpa ni había medio de salir del aprieto. En tan terribles circunstancias optó por encerrarse en casa.
Entonces hubiera sucumbido ciertamente si Tanasio de Entralgo no oyese sus gritos. Se batía éste en retirada al lado del Cojo de Mardana, pero en buen orden y causando grandes estragos en las filas enemigas, cuando llegó á sus oídos las voces de auxilio de su enemigo. «Simón le dijo al Cojo, oigo la voz de Quino. Me parece que está en mucho aprieto allá arriba.
Allí tuve nuevas de cómo mi rocín, viéndose en aprieto, se esforzó a tirar dos coces, y de puro flaco se desgajaron las ancas y se quedó en el lodo bien cerca de acabar.
Como él tiene instrucción y yo... algo entiendo de ciertas cosas, discutimos sobre la cuestión A o la cuestión B. Yo le aprieto de firme y él se defiende con retóricas... Vamos, vamos a concluir esto dijo Melchor con impaciencia . Tenemos que de los veinticuatro mil billetes quedan sin vender y a beneficio de la Administración seis mil quinientos...».
No se sabe si el señor Viváis-mil-años había guardado silencio a causa de su apetito, y por aquello de que oveja que bala bocado pierde, o si había dudado en lo que tenía que decir a la tía Zarandaja, porque cuando ya la escudilla, o más bien lo que contenía, que no era poco, había quedado reducido a la mitad, y bebido el primer jarro de vino, limpiándose la boca con el revés de la mano, dijo: En un aprieto me hallo, y tal, mi buena tía Zarandaja, que de él no puedo salir, porque si no hago lo que de mí se quiere, en peligro me hallo de que me tornen allí de donde me han sacado; y os aseguro que no ha sido sitio de gusto; que en una mazmorra de la Inquisición me han tenido, y aunque de hierros no me han cargado, con el recelo de lo que pudiera sobrevenirme la mitad de las carnes he perdido.
Palabra del Dia
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