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Actualizado: 2 de julio de 2025


Esta era más negra: mi sastre es hombre que me recibe con sombrero puesto, que me alarga la mano y me la aprieta; me suele dar dos palmaditas o tres, más bien más que menos, cada vez que me ve; me llama simplemente por mi apellido, a veces por mi nombre como un antiguo amigo; otro tanto hace con todos sus parroquianos, y no me tutea, no por qué: eso tengo que agradecerle todavía.

Gertrudis inclina un poco la cabeza y, alzando los ojos hacia él, murmura: ¿Sabes lo que siento? ¿Qué cosa? ¡Me parece que me llevas al cielo! Y cuando termina esa danza: Ven ligero, salgamos dice; no quiero tener que bailar con otro. Le aprieta fuertemente la mano, mientras él se abre paso por entre la multitud.

Las virtudes masculinas triunfan fácilmente cuando un frío vivo nos enrojece la nariz y nos hiela las orejas, y cuando el aire de diciembre aprieta las fibras de la carne y de la voluntad.

No pueden prometimientos Ablandar su duro pecho; Veme en lagrimas deshecho, Y ofrece siempre á los vientos Quantos servicios la he hecho. No echa de ver su ventura, Ni como el dolor me aprieta Poco apoco suspirando, Antes quando yo mas blando, Entonces ella mas dura. A casa quiero traella Para entregarte en tu mano Mi gozo mas soberano, Quizá tu podrás movella, Siendo como ella cristiano.

Juan aprieta los dientes, un estremecimiento sacude sus brazos como si a pesar de él, fuesen a abrazar a Gertrudis. Ella inclina lentamente su cabeza sobre el hombro del joven y su mirada clara y brillante se alza hacia él; pero de pronto lanza un grito agudo... su pie dolorido, que se arrastra penosamente por el suelo, acaba de tropezar con una piedra.

Consintió, subí en el caballo y di dos vueltas calle arriba y calle abajo sin ver nada, y al dar la tercera asomóse doña Ana. Yo que la vi y no sabía las mañas del caballo ni era buen jinete, quise hacer galantería: dile dos varazos, tiréle de la rienda; empínase y, tirando dos coces, aprieta a correr y da conmigo por las orejas en un charco.

Sin decirla nada, sin saber lo que hacia, tanto ó más aturdido que mi amigo, abro mi cofre, y le doy los ciento setenta napoleones que necesita. Aquel hombre coge el dinero, me aprieta la mano sin decir palabra, y con los ojos humedecidos, sale precipitadamente de mi habitacion. Si él no me paga, exclamé para , Dios me lo pagará.

¿?... Pues mira, le contestas que «no hay peor sordo que el que no quiere oír»... «que el que mucho abarca poco aprieta».... Ella le interrumpió con argentina carcajada. Yo también tengo muchas ganas de reirme..., mira que casarte con Narcisa..., ¡tendría que ver!... ¿De modo que gracias a esta embajada puedo, al fin, hablar contigo libremente? , ¿me querías hablar?...

Sus manos siempre están ocupadas: o empaqueta el cigarro, o saca la navaja, o tercia la capa, o se cala el chapeo, o se aprieta la faja, o vibra el garrote: siempre está haciendo algo. Se le conoce a larga distancia, y es bueno dejarle pasar como al jabalí. ¡Ay del que mire a su Dulcinea! ¡Ay del que la tropiece!

7 Extiende el aquilón sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada. 8 Ata las aguas en sus nubes, y las nubes no se rompen debajo de ellas. 9 El aprieta la faz de su trono, y extiende sobre él su nube. 10 El cercó con término la superficie de las aguas, hasta que se acabe la luz y las tinieblas. 11 Las columnas del cielo tiemblan, y se espantan de su reprensión.

Palabra del Dia

buque

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