Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 12 de mayo de 2025


Este era hermano de Catalina Terongí, que murió también pertinaz, sin más porque aun aparente, que su propia rabia y furor, pues preguntando yo que en qué creía, o en qué se apartaba de la católica, o en qué consistía ser judía, dijo, que solo sabía que era judía y que lo quería ser.

Nada que recordase su antigua condición de amigo respetable y de señor: cortejante nada más. Pep le hizo sentar a su lado. Pretendió distraerlo con su conversación, pero él no apartaba los ojos de «Flor de almendro», que, fiel al ritual de los festeigs, estaba en una silla, en el centro de la pieza, acogiendo con gestos de reina tímida la admiración de sus cortejantes.

De noche doña Andrea, que como a la menor de sus hijas la tuvo siempre en su lecho, no bien la veía dormida, la descubría para verla mejor; le apartaba los cabellos de la frente y se los alzaba por detrás para mirarle el cuello, le tomaba las manos, como podía tomar dos tórtolas, y se las besaba cuidadosamente; le acariciaba los pies, y se los cubría a lentos besos.

Cuando yo le encontraba en el claustro con su túnica roja, la larga coleta y sus venerables barbas, agitando dulcemente un enorme abanico, me parecía algún sabio letrado Mandarín comentando mentalmente, en la paz de un templo, el Libro sacro de Chú. Era un santo; mas olía a ajo, y este olor apartaba de él a las almas más doloridas y necesitadas de consuelo.

El apiñado grupo de curiosos que se guarecía en los soportales de enfrente no apartaba los ojos de aquellos balcones, mientras los que se agrupaban debajo de los arcos de la casa, careciendo de tal recurso, ateníanse exclusivamente a sus orejas, cuya capacidad receptiva procuraban perfeccionar colocando la palma de la mano por detrás de su pabellón y doblándolo un poquito hacia adelante.

No hay odio en mi corazón ni puede haberlo para la madre de mi madre... Déjeme usted besar sus manos». La marquesa parecía muy disgustada de tal escena. Volviendo el rostro, apartaba de a Isidora. Esta se puso en pie. Tuvo otra inspiración más audaz que la anterior. Con gentil arrogancia separó su velo para mostrar más completos el rostro y el busto.

Déjeme, señor, sosegada; no trate de sacarme de mis casillas. ¡Jesús!, bonita se pondría doña Inés llegase a entender que vuecencia andaba requebrándome y que yo le oía faltando al decoro que se debe a esta casa tan respetable. Y con estas palabras o con otras por el estilo se apartaba Juanita de don Andrés y se iba a otro extremo de la antesala.

La obra superaba a todas las esperanzas que había concebido. Sin embargo, temiendo que su cariño por el artista le cegase, llevó a algunos amigos suyos entendidos en el arte. Los inteligentes confirmaron su juicio. La obra se apartaba bastante de las tendencias dominantes en la escultura. Sus figuras eran menos activas y movidas, pero en cambio brillaban por la gracia y la ingenuidad.

¡Oh, no pensé que era tan grande y cómoda! Bueno; pues ahora sígueme. ¿Adónde? ¡Qué preguntón eres!... Ya lo sabrás, hombre; ya lo sabrás. Entró por la cueva adelante, que cada vez se iba haciendo más obscura, seguida de Ricardo, el cual no apartaba la vista de ella temiendo a cada instante verla caer o chocar con algún obstáculo.

Sentía pesar sobre su alma la ojeada escrutadora de Primitivo que avizoraba sus menores actos, y estudiaba su rostro, sin duda para averiguar el lado vulnerable de aquel presbítero, sobrio, desinteresado, que apartaba los ojos de las jornaleras garridas. Tal vez la filosofía de Primitivo era que no hay hombre sin vicio, y no había de ser Julián la excepción.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando