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Actualizado: 30 de junio de 2025


Los grupos extranjeros de París intentaban organizar cada uno su legión de voluntarios, y él proyectaba igualmente la suya: un batallón de españoles é hispanoamericanos, reservándose, naturalmente, la presidencia del comité organizador y luego la comandancia del cuerpo. Había lanzado anuncios en los periódicos: lugar de inscripción, el estudio de la rue de la Pompe.

Ya la he leído, querida... No trae más que esquelas de defunción. ¿Pues y la noticia del matrimonio de la infanta? No nada. Ya sabe usted que yo no leo más que los anuncios. No era una señora en la acepción que se da usualmente a la palabra, ni tampoco una mujer del pueblo. Participaba de ambas clases.

En la placa se divisa este rótulo en elegantes letras cinceladas: Comision imperial. 1855. Si tanto palacio, y tanto cristal, y tanto hombre, y tanto niño, y tanto traje pudiera tener realidad animada, discurra el lector si podria formarse todo un pueblo de trajes, de niños, de hombres, de cristales y de palacios. ¿Cuánto habrá gastado esa casa en los anuncios?

Aunque la idea del acabamiento de la monarquía sonaba siempre en el cerebro del buen hombre como una idea absurda, algo así como el desequilibrio de los orbes planetarios, siempre que en un café o tertulia oía vaticinios de jarana, anuncios de la gorda, o comentarios lúgubres de lo mal que iban el Gobierno y la Reina, le entraba un cierto calofrío, y el corazón se le contraía hasta ponérsele, a su parecer, del tamaño de una bellota.

Un día, don Marcelo pudo apreciar sin salir de París los horrores de la guerra. Tres mil fugitivos belgas estaban alojados provisionalmente en un circo, antes de ser distribuídos en provincias. Desnoyers entró en este local, que meses antes había visitado con su familia. Aún estaban en el vestíbulo los anuncios de los regocijados espectáculos que había presenciado.

Por intervalos se notaban en ella síntomas de presunción, anhelos de agradar, preferencias por estas o las otras personas, algo que indicaba las inquietudes o anuncios del cambio de vida, de lo cual se alegraba Doña Paca, porque tenía sus proyectos referentes a la niña.

No sirves ni para barrendero de las calles, ni siquiera para llevar un cartel con anuncios... Y sin embargo, desventurado, no hay hechura de Dios que no tenga su para qué en este taller admirable del trabajo universal; has nacido para un gran oficio, en el cual puedes alcanzar mucha gloria y el pan de cada día.

El pueblo francés es solamente lógico en aparentar que tiene olvidada á la Inglaterra. Ya he dicho que Paris es un cartel inmenso. Si al arbitrio particular quedara, el mercader parisien pondria anuncios de sus géneros hasta en la cabeza de un calvo. ¿Cuántas vidas serian necesarias para leer todos los rótulos y papeles impresos que bullen sin cesar por esta Babel?

Cuando se hubo rendido por entero al pecado, y la arrancaron de su embriaguez los primeros anuncios de la maternidad, creyó enloquecerse. Sin esperar, reveló todo a su padre. Entretanto el seductor desaparecía de Segovia. Medrano fue encargado de ir en su busca. Poco después, en Arévalo, el mismo desconocido se presentó al escudero, declarando su nombre y su raza. Era un morisco.

Don Ramón, por sus anuncios y sus alardes de religiosidad, era la persona de confianza de Dupont el mayor; pero Montenegro no le temía, conociendo las creencias del pasado que aún perduraban en él. Más de media hora pasó el joven examinando sus papeles, sin dejar de mirar, de vez en cuando, al vecino despacho, que seguía desierto.

Palabra del Dia

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