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Actualizado: 4 de mayo de 2025


Desgraciado del que se desorientara en el laberinto infinito de las grutas paralelas y ramificadas que suben y bajan; tendría que tomar la resolución de sentarse sobre un banco de estalagmitas, y contemplar cómo su antorcha se apagaba lentamente, lo mismo que su vida, si tenía bastante resignación para no morir desesperado.

Y por la mañana, cuando antes del almuerzo, estando yo sobre cubierta, le veía venir hacia , se me ocurría, ya que era el joven Teseo que acudía a pedirme el hilo, ya que era el joven Anacarsis que requería la antorcha para penetrar en las profundidades y descubrir los misterios. La verdad sea dicha: mi alma anhelaba entonces prestarle la antorcha y darle el hilo.

La morada del cacique y las vecinas viviendas de los indios principales, son sólo incendiaria tea a cuyo contacto el bosque se inflama en gigante hoguera, de la victoria de España solemnizando la fiesta; pero pronto aquella lumbre, breves momentos risueña, lo mismo que de las hojas hace del placer pavesas, y es antorcha funeraria que alumbra con llama tétrica, la realidad espantosa de las humanas miserias...!

Habían desaparecido las riberas, y en la obscuridad, más allá del círculo rojo de la antorcha, sólo se veía agua y más agua, una inmensa sábana que se desarrollaba en incesante movimiento, arrastrándoles en sus ondulaciones.

Lleva, si quieres, la antorcha de Eróstrato al edificio social; mi corazón está bastante amargado para aprobarte; pero puesto que el Cielo ha querido que habitásemos una tierra en la que todo es imperfecto, a excepción del dolor, no ensayes más esas reformas parciales que sólo servirán de monumentos a tu nulidad.

La escena pasa en el gabinete de don Juan. Las paredes están cubiertas de pinturas, fotografías y grabados que representan retratos de beldades célebres más o menos vestidas, y episodios de amor, donde se ven reproducidas todas las fases de la pasión: mitos sagrados, tradiciones históricas y engendros literarios. Psiquis se quema las alas en la antorcha del divino Eros; la fiel Penélope desteje su labor; el necio Candaules muestra a Gyjes la hermosa desnudez de su esposa Nyssia; Florinda y don Rodrigo, enlazados bajo un naranjo, dan pretexto a la venida del moro; Carlos I y Bárbara de Blomberg se abrazan enamorados y orgullosos, presintiendo que ha de nacer quien venza en Lepanto; la desvergonzada Lozana se deja tentar por un canónigo a quien pide dineros; Felipe II se exalta mirando el ojo sano de la

El rey es aquí un pordiosero que nos pide limosna. Voltaire habla más, infinitamente más, que todo esto. Es una cuna sin sepulcro, un Oriente que no halló su ocaso. Luego vimos la tumba de Rousseau. Es menos tumba todavía que la de Voltaire. Sobre la pared de su sepultura tiene pintada una mano que empuña una antorcha, en significacion de que su inteligencia lo alumbra todo.

Salvage que en sus raptos de demencia Volcó la hermosa antorcha de la ciencia Para encender con ella su fogon, Donde quemó del pueblo los derechos, Y el bello libro de los grandes hechos... Mas ¡ah! su cifra está en el corazon. Entonces en demanda tuya, ¡oh Mayo!

El hombre se distingue de los brutos animales por la razon con que le ha dotado el Autor de la naturaleza; y no querer emplear las luces del entendimiento para la direccion de las operaciones, aun las mas sencillas, es mostrarse ingrato á la bondad del Criador. ¿Para qué se nos ha dado esa antorcha sino para aprovecharnos de ella en cuanto sea posible?

No hay fuerzas que basten á apagar la antorcha de la moral ni en el individuo ni en la sociedad; en el individuo sobrevive á todos los crímenes, en la sociedad resplandece aun despues de los mayores trastornos: en el individuo culpable, reclama sus derechos con la voz del remordimiento; en la sociedad, por medio de elocuentes protestas, y de ejemplos heróicos.

Palabra del Dia

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