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Actualizado: 30 de junio de 2025
He pintado antes ya a Córdoba, la antagonista en ideas a Buenos Aires; pero hay una circunstancia que la recomienda poderosamente para el porvenir.
Al mismo tiempo invitó con empeño a su antagonista a que tomase un helado. Cobo lo rehusó. Le apremió con tal afán, que el conde de Agreda, Alcántara y otros varios que estaban cerca lo notaron. Mirad a Ramón qué empeño tiene en que Cobo tome un helado dijo uno. ¡Claro! Le ve sudando y quiere matarlo. Es lógico repuso León.
La experiencia lo dirá. El rico al parecer tan torpe, tiene la mirada ménos vivaz que su antagonista, pero en cambio ve mas claro, mas hondo, de un modo mas seguro, mas perspicaz, mas certero.
Acepta la espada, mide á su enemigo con una mirada de fuego, le apostrofa con un espumante resoplido, irgue un instante la formidable nuca, escarba la arena con suprema desesperacion y coraje, y embiste como un huracan.... El Espada se defiende con tres ó cuatro lances, casi inmóbil, y la fiera, como deseando poner fin á su lucha y su martirio, vuelve sobre el flanco de su antagonista, agacha la cabeza, surge como un relámpago de acero, estalla un inmenso grito de millares de bocas, suenan los clarines, y se ve, al disiparse la polvareda, la gran mole de un cadáver oscuro, como un peñasco, al pié de un hombre que saca su espada de entre el corazón y los lomos de la víctima, y la limpia tranquilamente contra la tosca piel del palpitante escombro....
¡Canalla!... ¡indecente! exclamó Rubín con más fiereza en el tono que en la actitud. No esperó Santa Cruz a oír más, ni su amor propio le permitía dar explicaciones, y con un movimiento vigoroso de su brazo derecho rechazó a su antagonista.
Pero al ponerle una de las veces la mano en la cara observó, con sorpresa, que la humedad que le mojó los dedos era caliente. Comunicada esta observación con su antagonista, y como quiera que ya habían llegado a las primeras casas de la ciudad, metieron a la niña en un portal, encendió el barón un fósforo y la reconocieron. Tenía todo el rostro bañado de sangre, que manaba de algunos profundos arañazos, las manos cubiertas de cardenales. Los dos héroes se miraron aterrados, y la misma ola de indignación encendió sus mejillas. El barón dejó escapar una serie de imprecaciones fulminantes.
En pro de su opinion ¿aduce tanta copia de razones como su adversario? no. Para lograr el objeto, ¿presenta proyectos tan varios é ingeniosos? no. ¿Qué hace pues el malaventurado ignorante, combatido, hostigado, acosado por su temible antagonista? ¿Qué me contesta V. á esto, dice el hombre de los proyectos, y del saber? Nada; pero ¿qué sé yo?.... Mas, ¿no le parecen á V. concluyentes mis razones?
Yo creo más correcto que el señor.. Jacobo se detuvo sonriendo, como si ignorase el nombre de su antagonista diplomático, y la marquesa le apuntó muy formalmente: Antonelli... Así no saldremos de faldas. ...que monseñor Antonelli exponga antes la suya... El mundo ha sido siempre el decano del cuerpo diplomático.
Lo que es por mí... cuando Lombrijón quiera el pasaporte para la <i>secula culorum</i>, se lo daré. Pelillos a la mar dijo Poenco ; y pos que los dos han de morir, mueran amigos. No hay por qué ofenderse, comparito. ¿Usté se ha ofendío? preguntó Lombrijón a su antagonista. ¡Cachirulo! Yo no, ¿y usté? Tampoco. Pues vengan esos cinco mandamientos. Allá van, y vivan las Cortes y viva miloro.
No sabíamos nada, ni cómo se gobierna un pueblo, ni cómo se organiza la libertad; más aún, la masa popular concebía la libertad como una vuelta al estado natural, como la cesación del impuesto, la abolición de la cultura intelectual, el campo abierto a la satisfacción de todos los apetitos, sin más límites que la fuerza del que marcha al lado, esto es, del antagonista.
Palabra del Dia
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