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Actualizado: 20 de mayo de 2025
A propósito he dicho que estos errores podian padecerse quizas con la mayor buena fe; porque sucede muy á menudo que el hombre se engaña primero á sí mismo, ántes de engañar á los otros. Dominado por su opinion favorita, ansioso de encontrar pruebas para sacar la verdadera, examina los objetos no para saber sino para vencer; y así acontece que halla en ellos todo lo que quiere.
Sí, lo tendrás dijo Jaime . Y si tu padre no te lo da, yo te compraré el mejor que encuentre en Ibiza. El muchacho se frotó las manos, brillándole los ojos con fulgores salvajes. Es sólo para que seas hombre como los otros continuó Febrer ; pero ¡nada de usarlo! Un simple adorno nada más. Pepet, ansioso de realizar cuanto antes su deseo, contestó con enérgicos movimientos de cabeza.
Me espantó la idea de pasar en casa aquel día de lluvia, y sentíme al punto ansioso de ir a calentarme un poco a la de Federico Mistral, ese gran poeta que reside en Maillane, villorrio que dista tres leguas de mis pinos. Dicho y hecho: una estaca de ramo de mirto, mi Montaigne, una manta, ¡y al camino!
Ella explicó cómo había visto a Gallardo, asistiendo a la única corrida que éste llevaba dada en Madrid. Había ido a los toros con un extranjero ansioso de conocer las cosas de España, un amigo que la acompañaba en su viaje, pero vivía en otro hotel. Gallardo contestó a esto con un movimiento afirmativo de cabeza. Conocía a aquel extranjero; le había visto con ella.
Ansioso de encontrar una excusa, evocó la imagen de su cocinero tal como era cuando filosofaba en el rancho de la marinería. Para desear los mayores males á un enemigo, este varón cuerdo formulaba siempre el mismo anatema: «¡Permita Dios que encuentres una mujer arreglada á tu gusto!...»
Cervantes y sus compañeros esperaban mantenerse ocultos en la cueva hasta que se les presentase nueva ocasión para escaparse; pero un renegado, por nombre el Dorado, que estaba desde el principio en el secreto, lo reveló al rey Hassán, que creía tener derecho á todos los esclavos, y aprovechó ansioso esta coyuntura para llenar con ellos sus cárceles.
El salón, situado en el piso bajo, tenía tres ventanas sobre el parterre a la altura de la escalinata y delante de cada una había un banco de piedra. Me encaramé en uno de ellos. La noche estaba oscurísima y nadie podía sospechar que yo estuviera allí; dirigí ansioso la mirada hacia aquella habitación y vi a toda la familia reunida: Oliverio, vestido de negro, de pie delante de la chimenea.
Juzgo de mi deber explicarte todo esto para que no te des a sospechar que soy brujo, que me valgo de prestigios o que ando en tratos con el diablo. Aunque peque yo de sobrado llano y pedestre, diré para mayor claridad, que juego limpio. Fray Miguel estaba tan impaciente y tan ansioso ya de rejuvenecerse, que las explicaciones del Padre Ambrosio le parecían inútiles y le cansaban.
No pienses más en irte á Medina, ni en que esas manos de cera trabajen para comer: casa tienes en Cádiz, y mientras yo viva tan señora serás en ella como la reina en su palacio... El mismo silencio obstinado por parte de su compañera. Dí, ¿no quieres venirte conmigo? ¿Serás tan rencorosa como todo eso? profirió ansioso y acongojado.
Zumbaba la selva de los encantos, moviendo sus verdes y rumorosas cabelleras ante el rudo Sigfrido, inocente hijo de la Naturaleza, ansioso de conocer el lenguaje y el alma de las cosas inanimadas. Cantaba el pájaro maestro, haciendo resaltar su dulce voz entrecortada sobre los murmullos del follaje. Mary se estremeció. ¡Ah, poeta!... ¡poeta! Y siguió tocando.
Palabra del Dia
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