Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 11 de junio de 2025


Al ver esta muestra de debilidad, las amigas apretaron el asedio, enviando cada cual un argumento más o menos poderoso; sobre todo Luisa, era incansable en formar silogismos, que alternaba sin cesar con súplicas ardientes. Al fin Lolita volvió lentamente la cabeza hacia Asunción. La pobre niña seguía en la misma postura, abatida, ocultando siempre el rostro con las manos.

Mi madre debe de tener algo sobre eso dijo Genoveva después de reflexionar. Buscaré y te enviaré todo lo que encuentre. Le di las gracias con efusión, y como se hacía tarde, unos campanillazos vinieron a poner término a nuestra alegre conversación. Era que venían a buscar a mis amigas. Francisca fue todavía la que tuvo la última ocurrencia.

Toda la familia de doña Manuela se entusiasmó con el aspecto de la falla. Había que avisar a las amigas. Por la tarde tendrían música en la plaza; y la rumbosa viuda pensaba ya con placer en el «brillante» aspecto que presentaría su salón, bailando las niñas y sus amiguitas, mientras las mamas pasarían al comedor a tomar un chocolate digno del esplendor de la familia.

Pocos momentos antes yo entre sueños las campanas de enfrente. «Estas buenas amigas, las campanas decía yo , no me van a dejar dormirPero quien no me ha dejado dormir era este hombre que llamaba a mi puerta dando grandes porrazos. »Me he levantado y he abierto. Y ¿sabes a quién me he encontrado? ¡A nuestro excelente amigo don Juan Férriz!

Llevaba siempre los bolsillos atestados de chucherías, que mostraba para dejar bizcas a sus amigas. Eran tachuelas de cabeza dorada, corchetes, argollitas pavonadas, hebillas, pedazos de papel de lija, vestigios de muestrarios y de cosas rotas o descabaladas.

En la pieza donde estaba instalado el buffet encontró a María Teresa. Acababa de llegar de París, donde vivía largas temporadas. Una rápida aparición en Madrid, y luego a huir otra vez. La molestaban y la hacían reír a un tiempo la curiosidad malsana y la altivez miedosa de sus amigas.

En reside la dicha duradera. El cariño surge de convivir. El amor nace de no haber convivido. Reflexionad sobre esto, amigas mías... ¿Cuál es en la mujer la verdadera edad del amor?

Clementina, odiándola en el fondo del alma, le guardaba más consideraciones que a ninguna de sus amigas. La alta nobleza de su título, su carácter severo, y hasta su fanatismo la hacían respetada en los salones, a los cuales prestaba realce su presencia. Subió a su cuarto seguida de Estefanía, aquella doncellita tan enemiga del cocinero. Estrenaba un magnífico traje color crema, descotado.

Desde el invierno que siguió a la estadía de las dos amigas en Douville, no quedó duda de que el señor de Monthélin miraba a la señora de Maurescamp como una presa ya casi segura. Viósele estrechar su amistad con su marido, al mismo tiempo que estrechaba el círculo de sus operaciones alrededor de Juana.

Corrí a recibir a Paulina, una de mis buenas amigas, y la coloqué al lado de Francisca, después de haberme inclinado delante de la de Aimont, que me respondió con un vigoroso shake-hand. Muy amable y jovial la señora de Aimont.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando