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Actualizado: 2 de julio de 2025
Quiso responder tantas cosas á la vez el consejero Erckmann, que balbuceó, saltando de una idea á otra: ¡Comparar la reconquista de Alsacia á un robo!... ¡Una tierra alemana!... La raza... la lengua... la historia... Pero ¿dónde consta su voluntad de ser alemana? preguntó el joven sin perder la calma . ¿Cuándo han consultado ustedes su opinión?...
Casi todo el territorio proviene de adquisiciones hechas por compras verificadas por la ciudad de Schaffhousen en otros tiempos. La poblacion, casi totalmente calvinista, no excede de unos 35,700 habitantes, de raza alemana.
Pero, de todas maneras, paréceme que no presto ingrato servicio á los aficionados á este género literario, haciendo llegar hasta ellos, bajo la forma de notas á la edición alemana, parte de los materiales recogidos.
Anochecía, seguía lloviendo, los mozos de servicio encendían dos o tres luces de gas en el salón, y Quintanar conocía por esta seña y por el cansancio, que le arrancaba sudor copioso, que había hablado mucho; sentía entonces remordimientos, se apiadaba de Mesía, le agradecía en el alma su silencio y atención, y le invitaba muchas veces a tomar un vaso de cerveza alemana en su casa.
Sin embargo, no me propongo menoscabar en lo más mínimo la fama de Lope, ni creo tampoco que hubiese hecho lo que se le atribuye por congraciarse con el público, sino antes bien pienso que es muy superior á todos los demás poetas españoles, y que no sin razón ha sido también celebrado por los extranjeros.» Los contados arreglos de dramas españoles, que se representaron en la escena alemana durante el siglo XVIII, no provenían ya directamente de los originales, sino de traducciones francesas é italianas, como la que se representó en el año de 1760, titulada Das menschliche Leben ist Traum, de M. J. F. Scharfenstein, y la que apareció pocos años después, Sigismund und Lophronie, oder Grausamkeit aus Aberglauben, de Bertrand, también de La vida es sueño.
La voz tenue del piano, tocado en sordina, atrajo la curiosidad de Isidro. Mire usted, Fernando. La alemana, la mujer del director de orquesta, que se aprovecha de que no hay gente en el salón. Cerca de ella está su niño... ¿Qué toca? ¿Wagner?... No; eso lo conozco; es de Schubert: El rey de los álamos. Vea cómo mueve la boca.
Pero, ¿qué ha sido? preguntó sin bajar la voz lo suficiente, olvidándose del sueño de su esposa, pensando cosas muy extrañas. No grite usted, hombre dijo la alemana muy severamente. Bonis acercó el rostro al de su mujer. Duerme dijo Körner. ¡Dios lo sabe! pensó Bonis.
Pero la moral estorba á los gobiernos, y debe suprimirse como un obstáculo inútil. Para un Estado no existe la verdad ni la mentira: sólo reconoce la conveniencia y la utilidad de las cosas. El glorioso Bismarck, para conseguir la guerra con Francia, base de la grandeza alemana, no había vacilado en falsificar un despacho telegráfico. Y reconocerás que es el héroe más grande de nuestros tiempos.
¡Mandolinistas! ¡Bandidos! gritó, como siempre, contra los italianos. Cuanto eran lo debían á Alemania. El emperador Guillermo había sido un padre para ellos. ¡Todo el mundo sabía esto!... Y sin embargo, al estallar la guerra, se negaban á seguir á sus viejos amigos. Ahora la diplomacia alemana debía trabajar, no para mantenerlos á su lado, sino para impedir que se fuesen con los adversarios.
Lo prometí, pues, pero no me atreví a cumplir mi promesa. »Una o dos veces me encontré a solas con el Duque, que me preguntaba: »¿Vas comprendiendo la lengua alemana? »Acordábame entonces que mi tío no comprendía una palabra de ella; esta convicción me daba un gran valor, y contestaba brevemente y en tono resuelto: »Sí, mi querido tío; la comprendo perfectamente.
Palabra del Dia
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