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Actualizado: 2 de julio de 2025


Se echa de ver, aunque no se supiera, que las aguas del Leman están destinadas á regar un país frances y perderse en un mar meridional ó latino; miéntras que las del Aar, pasando por románticas cuencas, han de llevarle su tesoro al Rin, el gran rio germánico, y al mar del Norte, como símbolo de esa grande y bella raza alemana, soñadora, individualista, profundamente original, semi-salvaje por su carácter y encumbrada y nebulosa por su espíritu.

Señora dijo Rafael , es que a la ambición le ha entrado la manía general de nobleza. Tía exclamó Rita , si nos metemos en la política, y os ponéis a repetir las sentencias de mi tío, os advierto que don Federico va a caer en esa quisicosa alemana, Rafael en el spleen inglés y Gracia y yo en el ennui francés. ¡Desvergonzada! dijo su tía.

Por primera vez Argensola aprobó con los ojos y el gesto las palabras de Hartrott. Exacto lo que decía: el mundo era víctima de la «superstición alemana». Una cobardía intelectual, el miedo al fuerte, hacía admirar todo lo de procedencia germánica, sin discernimiento alguno, en bloque, por la intensidad del brillo: el oro revuelto con el talco.

Si bien es verdad que la Suiza alemana nos habia iniciado ya un poco, aunque muy de paso, en el conocimiento general de la índole de la fuerte y estimable raza germánica, donde quiera, al recorrer la region del Rin, debíamos encontrar diferencias muy notables en los rasgos característicos de las poblaciones.

La filosofía moderna alemana, la economía política y la historia son muy cultivadas por esa clase briosa y casi abandonada; y es de su seno que salen dia por dia, á pesar de mil dificultades, oradores elocuentes y escritores de buen temple, que un dia serán hombres de estado, porque el viento del siglo los empuja, pero que harán su carrera muy trabajosamente.

Si el volumen hubiese sido de una moderna edición Michel Levy, de cubierta amarilla, yo, que no me hallaba perdido en la floresta de una balada alemana, y podía ver desde mi cuarto blanquear a la luz del gas el correaje de la patrulla, hubiera cerrado el libro, disipando así la nerviosa alucinación.

Una ola de lágrimas se agolpaba a mis ojos y un nudo de angustia cerraba en mi garganta el paso a toda palabra. Se puso a leer un libro de filosofía alemana, uno de esos libros que, por su profunda aridez y sequedad, levantan cefalalgias. La intrincada filosofía no llegaba a su espíritu, en el cual sólo había la espina clavada de mi pequeña ofensa. En tales circunstancias tuve un rasgo luminoso.

Mentía cuando quería deslumbrar al auditorio, pero podía ser exacto, asombrosamente exacto si se le antojaba. «A hechos, datos, números decía ; lo demás... filosofía alemana». En arquitectura le preocupaban mucho las proporciones. Para que hubiese proporción entre la catedral y la plazuela, convendría retirar tres o cuatro metros la catedral. Y él lo hubiera propuesto de buen grado.

En tanto cuanto el roce con gentes de buena sociedad me permitió conocer la situacion de la clase media en España, pude notar varias cosas: primera, que la juventud literata se deja dominar mucho por la tendencia hácia la metafísica alemana, estéril en un país que, no teniendo discusion libre, lo que necesita es recibir un fuerte impulso en la via económica para agitarse en un gran movimiento que produzca por contragolpe la regeneracion moral.

La poblacion badense, ocupando un territorio de cerca de 15,000 kilómetros cuadrados y distribuida en 1,595 municipios ó parroquias, ascendia en 1849 al total de 1,362,774 habitantes, y en 1858, á causa de las emigraciones, ha bajado á 1,357,200. La raza, casi en su totalidad, es alemana pura.

Palabra del Dia

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