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Un régimen de libertad impera en los Estados cristianos. Surgen las Cortes mucho antes que en los países septentrionales de Europa, y los pueblos españoles se gobiernan y regulan sus gastos por mismos, viendo sólo en el monarca un jefe militar. Los municipios son pequeñas repúblicas, con sus magistrados electivos. Las milicias ciudadanas realizan el ideal del ejército democrático.

Muchas son las que permiten asegurar que hubo por aquellos tiempos artistas habilísimos aunque se ignora dónde aprendieron, cómo empezaron a formarse, y en qué diversas tendencias o ideales se inspiraban. Lo único indudable es que en los siglos XIII y XIV monarcas, municipios y cabildos les empleaban a su servicio remunerándoles espléndidamente; prueba de que gustaban sus obras.

No; la España castiza, la España española, sin mezcla de extranjerismo, es la de los cristianos mezclados con árabes, moros y judíos, la de la tolerancia religiosa, la del engrandecimiento industrial y agrícola y los municipios libres, la que muere bajo los Reyes Católicos.

Era, además, alcalde perpetuo de su pueblo, y consejero nato de media docena de Municipios limítrofes, y estaba muy bien relacionado con gentonas de Madrid, que le debían favores semejantes al que estaba dispensando a don Simón. Llamábase don Celso Lépero, y era el autor de la carta que dejamos reproducida más atrás.

La poblacion badense, ocupando un territorio de cerca de 15,000 kilómetros cuadrados y distribuida en 1,595 municipios ó parroquias, ascendia en 1849 al total de 1,362,774 habitantes, y en 1858, á causa de las emigraciones, ha bajado á 1,357,200. La raza, casi en su totalidad, es alemana pura.

Aquel regato, los desmanes de aquel regato, el partido que podía sacarse de aquel regato encauzado convenientemente, eran la pesadilla y el tema sempiterno de todos los municipios de la villa y de sus más reposadas deliberaciones.

El sistema de centralizacion que el partido conservador entronizó en Francia de un modo exagerado, ha hecho que Paris sea la nacion, el corazon de la Francia, su brazo, su cabeza. Para ello ha sido necesario ménoscabar las libertades de los municipios y con ellas la vida de las provincias, su vida política, su accion gubernamental.

Con su intransigencia provocaba la revolución de la Reforma en los países del Norte; y arrojado de ellos, venía aquí a renovar en tierra nueva su incultura y su fanatismo. El terreno estaba bien preparado. Al morir las ciudades libres, aquellos municipios que eran republicanos, murió el pueblo.

Desaparecen los municipios libres; sus defensores suben al cadalso en Castilla y en Valencia; el español abandona el arado y el telar para correr el mundo con el arcabuz al hombro; las milicias ciudadanas se transforman en tercios que se baten en toda Europa sin saber por qué ni para qué; las ciudades industriosas descienden a ser aldeas; las iglesias se tornan conventos; el clérigo popular y tolerante se convierte en fraile, que copia, por imitación servil, el fanatismo germánico; los campos quedan yermos por falta de brazos; sueñan los pobres con hacerse ricos en el saqueo de una ciudad enemiga, y abandonan el trabajo; la burguesía industriosa se convierte en plantel de covachuelistas y golillas, abandonando el comercio como ocupación vil, propia de herejes, y los ejércitos mercenarios de España, tan invictos y gloriosos como desarrapados, sin más paga que el robo y en continua sublevación contra los jefes, infestan nuestro país con un hampa miserable, de la que salen el espadachín, el pordiosero con trabuco, el salteador de caminos, el santero andante, el hidalgo hambrón y todos los personajes que después recogió la novela picaresca.