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Actualizado: 15 de julio de 2025
Un régimen de libertad impera en los Estados cristianos. Surgen las Cortes mucho antes que en los países septentrionales de Europa, y los pueblos españoles se gobiernan y regulan sus gastos por sí mismos, viendo sólo en el monarca un jefe militar. Los municipios son pequeñas repúblicas, con sus magistrados electivos. Las milicias ciudadanas realizan el ideal del ejército democrático.
El capricho de una soberana hizo en poco tiempo de un villorio olvidado uno de los centros más a la moda entre los semidioses que regulan sus costumbres, su lujo, sus necesidades y hasta su conciencia, a veces, por las extravagantes leyes de esta tirana caprichosa. La emperatriz Eugenia levantó en Biarritz la ville Eugénie, y Biarritz quedó al nivel de Trouville, Dieppe y Etretat.
Este camino consta de una montaña como de catorce leguas de largo, principia en el rio de Anquechilla, en donde tenemos nuestra continua centinela para los indios, y termina en Guequeciona: de ahí hasta el rio Bueno no se ofrece montaña ni loma, y sí arroyos pequeños. De Anquechilla al rio Bueno, se regulan seis dias de camino.
Ninguno de estos reconocimientos lleva el carácter de científico, y vano seria buscar en ellos los elementos necesarios para determinar el estado normal del rio, las causas y los efectos de sus alteraciones, la fuerza de las corrientes, los vientos periódicos ó dominantes, los auxilios ú obstáculos que presentan á la navegacion; siendo hasta problemática la verdadera profundidad de las aguas, que Morillo y Cornejo regulan, cuando menos, en 3 varas, mientras que Soria y Descalzi la reducen de 20 á 25 pulgadas.
Si ha de ir de noche á algun lugar, y se le ha dicho que sale una fantasma, cada sombra, cada ruido, cada mata le parece que lo es, y que ha de tragarle, cosa que dura aun en los adultos, si no regulan el juicio, y con él moderan la pasion del miedo: las visiones y apariciones de Almas, de Duendes y Fantasmas no son otra cosa que apariencias de la fantasía alterada con la pasion del miedo, del espanto, ú otras pasiones, á quienes se junta las mas veces la enfermedad, y siempre la ignorancia.
Si son explotados con inteligencia, si se regulan cuidadosamente las talas, de modo que siempre quede en pie bastante árbol para los años sucesivos, y se desarrolle en el suelo forestal la mayor fuerza posible de producción, puede congratularse la humanidad de las nuevas riquezas que se le procuran.
A eso conduce el desprecio por todo lo que no esté a la altura de nuestro nivel circunvecino; a eso conduce la fiel observancia de ideas que nos inculca la vanidad, la petulancia y el espejismo social, tras del que vamos como locos, fascinados por ideales quiméricos o absurdos, mientras la verdadera filosofía, la del pueblo, la del buen pueblo manso, trabajador y resignado, ¡es despreciada por su origen «bajo»! ¡ése es el resultado de los que prefieren el libro con lujosa encuademación!... por ahí se empieza o por ahí se acaba lo que es peor, porque suele marcar el último tramo de una verdadera perversión en las ideas que regulan nuestra manera de ser y en oposición al criterio con que se le enseñó al maquinista a sentirse bien, «por lo conforme», se te ha taladrado los oídos con un grito ruin y perverso que me parece estar oyendo: «es necesario no conformarse con eso»: y así has vivido tú, y tú también, ¡y todos! torturándose en la estúpida ambición de ambiciones nuevas.
Palabra del Dia
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