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Actualizado: 7 de octubre de 2025


Ambos se reían y yo me figuré, sabe Dios por qué, que la risa de Luciana era nerviosa y falsa, y cátame triste para toda la noche. ¿Estoy, pues, celoso? Ciertamente, Luciana es coqueta y le gusta agradar y ser alabada. ¿Por qué acusarla? Es bella y lo natural es que goce del éxito de su belleza. ¿Y qué me importa, puesto que su corazón es mío y estoy seguro de su rectitud y de su ternura?

Ponía él todo suesmero en agradar a D. Diego, cosa fácil de conseguir, y siempre fijo al lado de éste, cautivó prontamente el ánimo del buen chico, ya contándole hazañas y extraordinarios hechos, ya sugiriéndole con su fértil imaginación ideas y conceptos propios para enloquecer a un joven de chispa, pero muy atrasado en su desarrollo intelectual.

Además, hay que agradar, hacerse amar... ¡Qué trabajo de Hércules, Dios mío! ¿Cómo se arregla una para hacerse amar? ¿Por dónde se empieza? ¡Si usted cree, señor cura, que estas cuestiones son fáciles de resolver!... Mi padre no parece que las encuentra la menor dificultad, pero es por su infatuación paternal. Y luego, ¿a quién quisiera yo agradar?

No cabe la menor duda de que Gil Vicente escribió no escasa parte de sus obras en español, y aun que se propusiese principalmente con esto agradar á la princesa Beatriz, que era española, hay razones para sospechar que penetraron también en el país, en cuya lengua estaban escritas.

Desnoyers presentó á su camarada, para que el recién llegado no se equivocase acerca de su condición social. He oído hablar de él. El señor es Argensola, un joven de grandes méritos. Y el doctor Julius von Hartrott dijo esto con la suficiencia de un hombre que lo sabe todo y desea agradar á un inferior, concediéndole la limosna de su atención.

Por vez primera, desde que conoció a Pepe, le parecieron enojosos e inútiles las cintas y los adornos. Su agitación tenía algo de rabia. Cuando se estaba arreglando el peinado, se la cayó deshecho y suelto sobre los hombros un rizo de su hermoso pelo, y ella, recogiéndoselo con ira, tratándolo como a gala inútil, murmuró: ¡A nadie tengo que agradar!

También las damas, por su parte, ponen todo su empeño en no agradar más que á su amante: sólo en él piensan; y si no lo ven, encuentran medio de consagrar á su amor muchas horas, ya escribiéndoles, ya hablando de él con alguna amiga de confianza, ó pasando el día entero en la ventana sólo por acecharlo al pasar.

Quiso nuestro Felisardo agradar á la gran sultana Doña María, y estudió con otros mancebos, assí cautivos como de la expulsión de los moros, la comedia de La fuerza lastimosaLope de Vega, novelas: El desdichado por la honra. Obras sueltas, tomo VII, pág. 96. V. también á Cervantes, La gran sultana, jornada 2.ª

Perico Gonzalvo no simpatizaba con Lucía, encontrándola muy provinciana y muy poco mujer en cuanto a las artes de agradar. Miranda, ya un tanto rejuvenecido por los favorables efectos de la primer semana de aguas, se iba con Perico al Casino, al Parque, enderezando la espina dorsal y retorciéndose otra vez los bigotes. Quedaban pues frente a frente las dos mujeres.

La presencia de aquellos animales que vivían allí felices, no era el único cambio que hubiera ocurrido en el interior de la choza. Ya no había cama en la pieza común y el pequeño espacio estaba bien guarnecido de muebles decentes, todos cuidados y limpiecitos como para agradar a las miradas de Dolly Winthrop.

Palabra del Dia

reclinándose

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