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Actualizado: 25 de julio de 2025
Amigo le respondió el preguntado, con expresión doliente y afligida, la semilla asombrosa... pero... no quisiera decírselo a usted. ¡Hombre! ¿qué? Nada: la semilla, como digo, asombrosa, pero el santo salió flojillo. Los ministeriales, efectivamente, amigo lector, no quisiera decirlo, pero salieron también flojillos.
BARBERO. Harélo, señor, así. DON JACINTO. Entra; el alma está afligida, Que aquesto por mí suceda. Mas en naciendo la ley De humano el pobre y el Rey Por primer blasón hereda. El alma penosa queda En este forçoso trato De honor, y me llama ingrato; No más que á Mayor adora, Y se enoja, porque agora Rompo su hermoso retrato, etc.
Sólo una vez habló de matrimonio, pero de un modo tan vago, ponderando tanto las dificultades que por el momento se ofrecían para su realización, que la viuda entendió bien claramente lo que podía esperarse en este particular de aquel hombre. Con esto vivió profundamente afligida, y no cesaba de llorar, sin querer salir de su cuarto.
Concebimos que este último precepto se cumpliese; ¿pero no nos será lícito dudar que rogasen las iglesias de la afligida Córdoba mozárabe por la salud de los califas? En los dias de Domingo no doblaba el pueblo las rodillas para orar: se oraba asímismo en pié todos los cincuenta dias pascuales, desde Resurreccion hasta Pentecostés, en cuyo tiempo tampoco habia ayunos públicos ó de precepto.
Lo mismo fue verle Patricia en aquel lastimoso estado, que correr a dar aviso a doña Lupe, la cual no tardó en presentarse alborotada y afligida.
Yo estaba afligida al ver el ancho abismo que separa a nuestras almas, pero me esforcé para no dejarlo ver. Realmente, papá, no es culpa tuya... pero... ¿Qué, hija mía? Un día dijiste que si la existencia de Dios no puede ser demostrada, es bueno, sin embargo, obrar como si lo fuese. Mi padre se volvió hacia Máximo.
La áspera acogida con que lo recibiría lo llenaría de enojo, y la viuda sería inexorablemente despedida. Catalina no sabía qué hacer; su única esperanza era conseguir que aquel hombre presuntuoso se condujera con Marta respetuosa y moderadamente. El le repitió su pregunta: ¿Por qué estáis tan afligida?
Cuando ambas volvían al salón, Lucía confesó encantada: Yo me reía, sabes, pero más por disimular, porque te juro, dejando las bromas, que Julio me gusta. Ni la escuchaba Charito. Afligida, preocupada, comprendía que cambiar los sentimientos de Adriana era ya extraordinariamente difícil. Al mismo tiempo aumentaba en su corazón la animadversión contra Julio.
La brumada dueña, que oyó conjurarse, por su temor coligió el de don Quijote, y con voz afligida y baja le respondió: -Señor don Quijote, si es que acaso vuestra merced es don Quijote, yo no soy fantasma, ni visión, ni alma de purgatorio, como vuestra merced debe de haber pensado, sino doña Rodríguez, la dueña de honor de mi señora la duquesa, que, con una necesidad de aquellas que vuestra merced suele remediar, a vuestra merced vengo.
En vano dirijí mis afanosas miradas á los innumerables palacios que bordan el canal; cerrados están todos sus balcones y ventanas: las góndolas no están como en lo antiguo ancladas á las puertas de los palacios esperando á los venecianos que con sus elegantes vestimentas le cruzaban sin cesar: todo es silencio y tristeza, todo es soledad y ruinas ... ¡tanto mejor! así es como debe estar la patria el dia que ha perdido su independencia ... vestida de luto, llorosa, afligida.
Palabra del Dia
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