United States or Taiwan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Advertí que la cerrazón de la máscara trágica se abonanzaba. Se insinuó una sonrisa. Era el advenimiento del hombre efusivo. Anoche dijo al fin don Gillén comencé a contarle innumerables futesas, sin interés o de muy escaso interés. Pero este asomo de interés se desvanecerá si dejamos truncada la historia.

Por eso advertí lo que ocurría. Al poco rato, tu padre, sin saber que Leocadia se resistía a que yo la llevara lo que faltaba de Nuestra Señora, me dijo delante de tu hermana que no tenía trabajo, y ella se marchó del comedor en seguida. Cuando nos despedimos en el pasillo la pregunté a qué obedecía aquello y respondió con evasivas.

Á los treinta años se casó su abuela, á los treinta años me casé yo, y si mi hija piensa otra cosa, puede hacer cuenta que no tiene madre. Al decir esto, aproximaba su asiento al de la muchacha, como si temiera que alguno viniese á robársela. Pero advertí que mientras que la madre hablaba, la hija se reia.

No obstante, me sentí con ánimos para emprenderlo, y tomé la resolución de «trabajar a la monja» hasta conseguir que renunciase al claustro o cambiase su celda por otra más amplia donde cupiésemos los dos. Además del ningún enojo con que recibía mis atenciones y galanteos, advertí en ella ciertos síntomas sin duda favorables al cambio de estado.

Y me condujo a la puerta de la solana, desde cuyos cuarterones vimos pasar, llevados por el airecillo glacial que soplaba afuera, algunos copos, idénticos a los que yo había visto al empezar la otra novela. Sin embargo, el cielo no estaba tan «encenizado» ni sombrío como entonces. Así se lo advertí al médico, y él me replicó: Pero todo se andará, y pronto, no lo dude usted.

Sin embargo, las de Anguita se arreglaron para ser incluidas en esta docena. Mi Gloria estaba hermosa, radiante de gracia y de dicha. Ni por un instante advertí en ella algunas de esas vacilaciones o enternecimientos extemporáneos con que las niñas suelen demostrar su sensibilidad en tales casos. En sus ojos, serenos y brillantes, no se leía más que la alegría y el triunfo del amor.

Mi propósito era hacerle una visita y luego ganar la posada del pueblo en la cual había comprometido una habitación; pero Magdalena dispuso otra cosa: advertí que había dado las órdenes oportunas para que me alojasen en el piso segundo del castillo, en un cuarto que ya había ocupado yo la primera vez que pasé una temporada en Nièvres.

Debes tener frío dijo levantándose para dejarme; has andado bajo la lluvia, tus ropas mojadas transpiran los odiosos rigores de la vida precaria y del invierno, vienes empapado de estoicismo, de miseria y de orgullo. Aguardemos a mañana para hablar más razonablemente. Le dejé salir sin pronunciar ni una palabra más y advertí que cerró la puerta con impaciencia.

Al acabar la última página advertí que aquella lectura había sido inútil. Mi cabeza no estaba para novelas. Temprano, antes de que se despertaran mis tías, salía yo al patio.

Bueno murmuró el viejo , no quiero retenerte más, Shanti. ¡Adiós! y me tendió los brazos y me estrechó en ellos débilmente. Salí del cuarto y bajé con Mary al raso del caserío. Si puedo servir a usted en algo, dígamelo usted advertí a mi prima. Hoy no necesito nada. Cuando necesite.... Entonces, hábleme usted sin ningún reparo. Así lo haré. ¡Muchas gracias! Adiós, Mary. Adiós.