United States or Singapore ? Vote for the TOP Country of the Week !


Instintivamente, sin darse el trabajo de desenmarañar los confusos pensamientos que le asaltan, ve con la imaginación á la duquesa de Delille. ¿Por qué ha abandonado el príncipe sus prudentes doctrinas?... Se acuerda, como de un pasado dichoso, de los tiempos en que florecían «los enemigos de la mujer». No han transcurrido mas que cuatro meses, y parece que sean siglos. ¡Un duelo en plena guerra... y con un oficial!... ¡Y este oficial es Martínez, su héroe!...

Se le ocurre que Castro no está en el Casino y don Marcos le busca inútilmente. De todo lo pasado apenas se acuerda. La figura del oficial se ha hundido en la bruma gris que cae sobre su memoria: no es ya mas que un contorno indeciso.

Libre en las manifestaciones de su opinion, influyente en Europa por la independencia de su prensa, considerado y estimado por la hospitalidad neutral que acuerda al proscrito y al pensamiento extranjero, y engrandeciéndose por medio del trabajo, el pueblo belga es digno de tanto mayor respeto cuanto mas visible es la pequeñez de su territorio.

¿Pues no me lo recomendó usted aquel día que hablamos en el locutorio de las monjas con el obispo de Calahorra, cuando dijo usted aquello de San Dionisio Areopagita, que empieza ...? ¿A ver cómo empieza? ¿No se acuerda? ¿Pero no me recomendó usted ese libro De albigensium erroribus? Si me dijo usted que era lo mejor que se había escrito ... insistió el majagranzas del clérigo.

-Y ¿tiénesla todavía en la memoria, Sancho? -dijo don Quijote. -No, señor -respondió Sancho-, porque después que la di, como vi que no había de ser de más provecho, di en olvidalla. Y si algo se me acuerda, es aquello del sobajada, digo, del soberana señora, y lo último: Vuestro hasta la muerte, el Caballero de la Triste Figura.

Dicen que esto es el Progreso, y yo respeto mucho al tal señor. Muy bien por el Progreso... pero que sea igual para todos. Porque yo, señor mío, veo que de los pobres sólo se acuerda para echarnos lejos, como si apestásemos. El hambre y la miseria no progresan ni se cambian por algo mejor. La ciudad es otra, los de arriba gastan más majencia, pero los medianos y los de abajo están lo mismo.

Era la vez primera desde mi cambio de condición que me hallaba mezclado en una reunión mundana. Habituado en otro tiempo á las pequeñas distinciones que la etiqueta de los salones acuerda en general al nacimiento y á la fortuna, no recibí sin amargura los primeros testimonios de la negligencia y el desdén á que inevitablemente me condenaba mi nueva situación.

¿Te alegras?... Ya lo creo: ahora la señorita Florentina cumplirá su promesa dijo Sofía en tono de mofa . Mil enhorabuenas a la señora doña Nela.... Ahí tienes como cuando menos se piensa se acuerda Dios de los pobres. Esto es como una lotería... ¡qué premio gordo, Nelilla!... Y puede que no seas agradecida... no, no lo serás.... No he conocido a ningún pobre que tenga agradecimiento.

Vi de reojo que me miraba aún. ¿Qué murmuró. ¿Qué... qué? repetí. ¿Qué le dije? Tampoco me acuerdo ya... , se acuerda... ¿Qué le dije? No , le aseguro... , sabe... ¿Qué le dije? ¡Veamos! me eché de nuevo sobre la mesa. Si Vd. no recuerda absolutamente nada, puesto que todo era una alucinación de fiebre, ¿qué puede importarle lo que me haya o no dicho en su delirio? El golpe era serio.

, cada vez que me acuerdo de lo que era Buenos Aires el año pasado no más, me convenzo de que las porteñas ya no somos lo que éramos; ¡qué unión! ¿Quién se atrevía a hablar en contra nuestra? No había sino un hombre, un solo hombre y ese hombre era él. ¿Y se acuerda usted de la discusión del acuerdo, doctor? ¡Cómo no, misia Medea!