Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 18 de junio de 2025
Entró montera en mano, la capa recogida, contoneándose con no menos arrogancia; pero al verse ante la imagen puso las dos rodillas en tierra, entregándose a su oración, sin acordarse de los centenares de ojos fijos en él. Su alma de cristiano simple estremecíase con el miedo y los remordimientos.
Y esto no bastaba para un equipo de caballero. Pesóle entonces de no haber tomado una buena cantidad del cofre de hierro; pero al acordarse del cofre, se acordó de que llevaba un tesoro de pedrería en los bolsillos.
Quiero saber lo que es eso dijo con resolución. Pero se entenebreció su gesto, se juntaron sus cejas, y un fulgor azulado animó el polvillo de oro de sus pupilas. No, bruto mío; no me hagas caso: no lo intentes. Saldrías perdiendo. El consejo era justo, y Gallardo tuvo ocasión de acordarse de él.
Medio millón de seres vivos agitábanse en las calles, creyendo ser solos en el dominio y la dirección de la existencia, sin acordarse ni conocer a cuatro, seis u ocho millones de semejantes que permanecían invisibles en los inmediatos cementerios.
Pero Margarita quiso olvidar al teniente pálido y de aire triste que había pasado ante sus ojos, para acordarse únicamente del industrial preocupado de las ganancias é incapaz de comprender lo que ella llamaba «las delicadezas de una mujer chic». Decididamente, Julio era más seductor. No se arrepentía de su pasado: no quería arrepentirse.
Cada cual se alejaba, después de desahogar su cólera, con la precipitación loca de la fuga, sin preocuparse de los compañeros, sin acordarse de invitar al doctor, con el egoísmo de la derrota que borra toda amistad. El infeliz barrenador, al verse solo con Aresti rompió á llorar. ¡Don Luis! ¡Don Luis!...
El profesor se ha visto repelido y olvidado. ¡Sus viles súplicas ante la realidad, sus esfuerzos vergonzosos para remediar lo que consideró en el primer momento un pasajero capricho femenil!... No quiere acordarse de tales momentos. Todo terminó, príncipe. Ahora anda loca por un oficial americano, y acabará casándose con él. Aquí no hay más hombres que los americanos.
En el palacio estaban de gran fiesta, sin acordarse de Meñique, ni de que le debían el agua y la luz; cuando de repente oyeron un gran ruido, que hizo bailar las paredes, como si una mano portentosa sacudiese el mundo. Era el gigante, que no cabía por el portón, y lo había echado abajo de un puntapié.
Diariamente abría con el juego una ventana á la Fortuna, por si se dignaba acordarse de ella. ¡Quién sabe si alguna tarde plegaría sus alas de oro sobre una mesa del Casino, dejándose acariciar, como un águila domada, por las finas manos de Alicia!...
O no se acordaba de su petición, o afectaba no acordarse, o no quería acordarse. Tal vez hubiese de todo un poco. El marqués de Peñalta había pasado desde el desconsuelo a la melancolía, y de aquí iba paulatinamente dejándose ir a las sensaciones dulces. Aquella habitación, donde Marta cosía, inspiraba ideas risueñas de amable sosiego y felicidad.
Palabra del Dia
Otros Mirando