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Actualizado: 19 de junio de 2025
Cualquier persona regular hubiera vivido con las rentas de este mayorazgo en continuos apuros, llena tal vez de trampas y sin acertar a darse el lustre y decoro propios de su clase; pero D. Gumersindo era un ser extraordinario: el genio de la economía.
El tratamiento, la burla que envolvía la pregunta y la presencia de las jóvenes, sobre todo, hirieron de tal modo á Soledad, que permaneció clavada al suelo sin acertar á responder. Vencida al cabo, en parte, su confusión por un supremo esfuerzo, dijo con voz apagada: Vengo á preguntarte si quieres que nos vayamos... Pronto serán las cinco... Usted se puede ir cuando guste.
Pudiéramos hacer coro a los moralistas que dan a los acontecimientos más fortuitos el poder de trastornar la suerte de los imperios; pero si es fortuito el acertar un tiro de bolas sobre un general enemigo, no lo es que venga de la parte de los que atacan las ciudades, del gaucho de la Pampa, convertido en elemento político. Así, puede decirse que la civilización fué boleada aquella vez.
Otro día llegaron al lugar donde Sancho había dejado puestas las señales de las ramas para acertar el lugar donde había dejado a su señor; y, en reconociéndole, les dijo como aquélla era la entrada, y que bien se podían vestir, si era que aquello hacía al caso para la libertad de su señor; porque ellos le habían dicho antes que el ir de aquella suerte y vestirse de aquel modo era toda la importancia para sacar a su amo de aquella mala vida que había escogido, y que le encargaban mucho que no dijese a su amo quien ellos eran, ni que los conocía; y que si le preguntase, como se lo había de preguntar, si dio la carta a Dulcinea, dijese que sí, y que, por no saber leer, le había respondido de palabra, diciéndole que le mandaba, so pena de la su desgracia, que luego al momento se viniese a ver con ella, que era cosa que le importaba mucho; porque con esto y con lo que ellos pensaban decirle tenían por cosa cierta reducirle a mejor vida, y hacer con él que luego se pusiese en camino para ir a ser emperador o monarca; que en lo de ser arzobispo no había de qué temer.
Puesto, pues, en camino, apenas tocó en la primera tierra, pocas millas distante, le salió al encuentro una cuadrilla de bárbaros, que le recibieron con una tempestad de saetas, no queriendo en ninguna manera dar oídos á sus palabras; no por eso perdió el Padre un punto de su aliento y valor; antes bien, sin temor alguno, se iba acercando á ellos, que viendo tanta generosidad, y que no le podían acertar con ningún flechazo, mudaron la nativa fiereza en otra tanta cortesía y respeto.
Todo lo veía entonces transparentado por la luz de la razón, a la distancia que permite apreciar bien el tamaño y forma de los objetos, así como la paz del claustro permite a los fugitivos del mundo ver los errores y maldades que cometieron en él. «¿Y a Jacinta, le pediría yo perdón?» se preguntaba sin acertar con la respuesta. Tan pronto se le ocurría que sí como que no.
Desgraciadamente el conocimiento de los hombres es uno de los estudios mas dificiles; y por lo mismo es tarea espinosa el recoger los datos precisos para acertar. Debemos cuidar mucho de despojarnos de nuestras ideas y afecciones, y guardarnos de pensar que los demas obrarán como obraríamos nosotros.
-Eso, hermano Sancho -dijo el canónigo-, entiéndese en cuanto al gozar la renta; empero, al administrar justicia, ha de atender el señor del estado, y aquí entra la habilidad y buen juicio, y principalmente la buena intención de acertar; que si ésta falta en los principios, siempre irán errados los medios y los fines; y así suele Dios ayudar al buen deseo del simple como desfavorecer al malo del discreto.
Sus carcajadas se oían desde la calle cuando repetía la adivinanza, sin que el otro la pudiera acertar. Maximiliano se rascaba la cabeza, aguzando su entendimiento; pero la solución no salía. Papitos le llamaba zote, bruto y otras cosas peores sin que él se ofendiera.
En esto llegaron todos al sitio en que estábamos, y yo me alegré en mis adentros, no por otra cosa, sino por temor de no acertar a sostener la conversación, y de salir con doscientas mil simplicidades por mi poca o ninguna práctica de hablar con mujeres.
Palabra del Dia
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