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Actualizado: 26 de junio de 2025
Muchos dramas de esta clase, así por sus escenas de magia, cuanto por sus continuos cambios de decoración, y por la música, que las acompañaba, á propósito para cautivar los sentidos, exigían gran lujo escénico, y aprovechaban cuidadosamente con este objeto los elementos de la antigua mitología; con igual frecuencia empleaban las tradiciones de la Edad Media, los libros de caballerías y la poesía épica italiana.
Si en épocas más adelantadas aparecen la épica, la lírica y la dramática como especies poéticas distintas, no acontece así en su principio, porque entonces aún no existe esa separación; si el drama ya perfecto contiene en sí la antítesis de la epopeya y la lírica, como momentos de su existencia, cuya síntesis es más tarde, lo observamos en sus orígenes confundido en parte con estos elementos, en parte luchando con ellos y esforzándose en desembarazarse de las trabas que le oponen.
Sólo los marineros se pintan un ancla en los brazos o se estampan en el pecho el velamen y la arboladura del bergantín, la imagen náutica, en fin, del barco en que viven. Y esto es pasable, ya que tal pintura es el símbolo de su oficio, el emblema de su lucha épica con los elementos trágicos de la Naturaleza. Pero ¿es posible pintar la belleza en un rostro en que no exista?
Las juntas en que se dilucidaban diversas cuestiones literarias, ó se leían obras poéticas, ó se analizaban y criticaban, se celebraban de ordinario en la casa del presidente, ó, por su orden, en las de los individuos más caracterizados. Actividad poética de esta época. El culteranismo. Poesía lírica, prosa novelesca, libros de caballería, poesía épica. Originalidad de las letras españolas.
Tampoco debemos olvidar, ya que tratamos de la épica, los poemas cómicos, que, como La mosquea, de Villaviciosa; La gatomaquia, de Burguillos; Las necedades de Roldán, de Quevedo, etc., ofrecen mucha gracia y elegancia, y rivalizan con lo mejor de esta especie que han producido otras naciones. En este período ejercieron escaso influjo en la española las literaturas extrañas.
Porque la escritura desatada destos libros da lugar a que el autor pueda mostrarse épico, lírico, trágico, cómico, con todas aquellas partes que encierran en sí las dulcísimas y agradables ciencias de la poesía y de la oratoria; que la épica también puede escrebirse en prosa como en verso.
Reconociendo otros poetas, o por virtud crítica o por atinado instinto, que el tiempo de la gran epopeya había pasado ya, y viendo que hay tesoros de materia épica, difusa e informe, quisieron reunirlos en armónico conjunto; pero, careciendo ya de fe en aquello que cantaban, pusieron en el canto cierta discreta ironía y burla y risa más o menos disimulada.
Por último, ¡con qué maestría se subordinan á la dramática la épica y la lírica, hasta en las ocasiones, en que más derecho tendrían á la independencia! Sabemos que Lope, acérrimo adversario del gongorismo, se alababa de ser un escritor llano, esto es, de usar estilo natural y sencillo . A pesar de ello, se le ha atribuído el defecto de emplear un lenguaje hinchado y prolijo.
Los españoles hubieron de exigir de los poetas dramáticos inspiración poética muy superior á la de los cantores de romances, porque aquéllos habían de evocar á los héroes de la epopeya de las tinieblas de lo pasado, y conciliar el tono lleno y firme de la poesía épica con los más dulces sonidos de la lírica, y ofrecerlos á su vista inmediatamente, revestidos en su conjunto de formas poéticas más perfectas.
Al primer grito herido de Montiño, una de las dos mujeres levantó la cabeza, y la otra se estrechó más contra su compañera; en el momento en que una de las mujeres le miró, la luz del farol hería de lleno la calva frente de Montiño, levantada al cielo en una actitud más épica y más impía que la que puede suponerse en Ayax amenazando á los dioses; verle aquella mujer, y esconder otra vez, temblando, su cabeza, entre el seno y el hombro de su compañera, fué todo cosa de un momento, y uno de los dos hombres que estaban en un ángulo, y que no le veían el rostro por la razón capital de que le veían las espaldas, le dijo con acento áspero é insolente: Háganos el menguado la merced de callar, que aquí, al que más y al que menos le huele el pescuezo á cáñamo, y no alborote de ese modo.
Palabra del Dia
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