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Actualizado: 2 de julio de 2025


Hasta se puede sostener como probable que las composiciones dramáticas portuguesas se representaron en España, al menos en las provincias limítrofes, en que se entendía más fácilmente la lengua portuguesa. Adviértase, además, que nuestro autor usa de ambas lenguas en algunos de sus dramas.

Yo puedo matarlo á usted, si quiero, y usted, en cambio, no puede hacerme nada á .... Pero no abusaré. Prefiero que se convenza por sus propios ojos. A ver si así se le ablanda esa cabezota dura de bruto que tiene.... ¡Tire! Se abrió con ambas manos sus ropas, mostrando el pecho desnudo y la prodigiosa bolsita. Podía el gringo hacer fuego sin cuidado. Se lo decía él con aire de reto.

Por último, al hablar de nuestro satélite la luna, hizo observar que el tiempo de su revolución alrededor de la tierra iba disminuyendo sensiblemente, lo cual indica que su órbita se va estrechando. Esto, en opinión del orador, daría por resultado más tarde o más temprano que la luna caería sobre la tierra, y ambas se harían pedazos.

Solicitamos también de V. M. que despache media docena de vuestros satélites, para que busquen á D. Juan de Alarcón y le recomienden que no olvide el Parnaso por América, sino que escriba muchas comedias iguales á La verdad sospechosa y al Examen de maridos, obras ambas de un consumado maestro.

En estas provincias, y á lo largo de las costas del mar Mediterráneo hasta Valencia y Murcia, se convirtió poco á poco el latín corrompido en el mismo dialecto lemosino ó provenzal, aunque algo modificado, que se habló en la parte meridional de Francia hasta las fronteras italianas . Si la comunidad del idioma debió unir á los paises citados con la patria natural de los trovadores, estos lazos se estrecharon más con las frecuentes alianzas de los príncipes, que dominaron en ambas vertientes de los Pirineos, y con el continuo trato y comercio de aragoneses, catalanes y provenzales, y abrieron á la civilización, que florecía entre los últimos, rápida y fácil senda para penetrar entre sus vecinos los españoles.

Dos golpecitos dados en la puerta las sorprendió a ambas. ¿Quién es? preguntó la señora. ¿Te estás vistiendo, Clementina? se oyó de fuera. Era la voz de su marido. La sorpresa de la dama no disminuyó por esto. Osorio subía rarísima vez a su cuarto estando ella sola. ; me estoy vistiendo. ¿Hay gente abajo? Los de siempre: Lola, Pascuala y Bonifacio.... Es que tengo que hablar contigo.

Con ambas manos, María Antonia le rechazó tan violentamente, que faltó poco para que le derribase por el suelo. No parecía mujer, sino furibunda leona.

A todo esto, ella me miraba de hito en hito; hasta que, sin llegar yo a decirla cuanto pensaba decir, bañó toda su faz noblota y rozagante en una sonrisa que pudiera llamarse inmensa, si se midieran las sonrisas como las superficies; arrancó hacia con ambas manos tendidas, y exclamó cortándome el descosido discurso de repente: ¡Virgen la mi Madre! Usté es el sobrino de don Celso.

Ambas cartas XVI y XVII se hallan en la Colección Ochoa, pág. 481, números 79 y 80, corregidas de estilo; en la Colec. Morel Fatio con los números XI y XII, anotando en la primera que Louise de Budos, segunda mujer del Condestable, falleció en Chantilly el 26 de septiembre de 1598. Las cartas originales se hallan en el referido volumen de la Bibl. Nac., Fr., 3.652, folios 20 y 131. Ex.^mo Sr.

«Habla le dije a mi amigo Virieu, ocultando el rostro entre ambas manos y preparándome a recibir el golpe fatal. Habla repetí, que este silencio es para el peor de los suplicios

Palabra del Dia

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