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Ya te daré una lección larga sobre el tole tole con que debes tratarla, una mezcla hábil de sumisión e independencia, haciéndole una raya, pero una raya bien clarita, y diciéndole: «de aquí para allá manda usted; de aquí para acá estoy yo...». Ahora la tecla que me falta tocar es tu marido. He hablado pocas veces con él, apenas le trato; pero no importa...

El valentón relataba modestamente sus glorias. Todos los años, por Navidad y por San Juan, emprendía el camino de Valencia, tòle, tòle, para ver á la propietaria de sus tierras. Otros llevaban el buen par de pollos, la cesta de tortas, la banasta de frutas, para enternecer á los señores, para que aceptasen la paga incompleta, lloriqueando y prometiendo redondear la suma más adelante.

Tengo ya reunido un número considerable de vocablos belarminianos y entiendo algunas de sus sentencias. Por ejemplo: en la conferencia de hoy, la frase «está el que come ante el Diccionario, en el tole tole, hasta el tas, tas, tas», significa: «está el hombre ante el universo, mientras vive, hasta que muere». Esta es la versión literal.

Belarmino le acogió con inequívoco contento y le obsequió con una larga e incomprensible disertación sobre el tole tole y el tas, tas, tas.

Ahora dime la buenaventura exclamó el ladrón, tendiéndome la mano. Me puse á cavilar. Si muero para esa fecha, quedarás libre. ¡Muchas gracias! Y me arrepentí de haber echado tan corto el plazo. Quedamos en lo dicho: fuí conducido á la cueva, donde me encerraron, y Parrón montó en su yegua y tomó el tole por aquellos breñales... ¡Todo lo contrario, mi General!

Pasaba esto mientras seguía leyendo; aún estaba aturdida, casi espantada por aquella voz que oyera dentro de , cuando llegó al pasaje en donde el santo refiere que paseándose él también por un jardín oyó una voz que le decía «Tole, lege» y que corrió al texto sagrado y leyó un versículo de la Biblia.... Ana gritó, sintió un temblor por toda la piel de su cuerpo y en la raíz de los cabellos como un soplo que los erizó y los dejó erizados muchos segundos.

El estudiantillo avispado dijo: Murmullos de aprobación. Y a todo esto, Belarmino sin entrar en situación, ausente en remotos limbos del pensamiento. Una voz metálica, ronquecina, nasal, gangosa, de beodo o de fonógrafo, rompió a decir: «Está el que come ante el Diccionario, en el tole tole, hasta el tas, tas, tas