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Bien se estaba vuestra merced acá arriba con su entero juicio, tal cual Dios se le había dado, hablando sentencias y dando consejos a cada paso, y no agora, contando los mayores disparates que pueden imaginarse. -Como te conozco, Sancho -respondió don Quijote-, no hago caso de tus palabras.

Como quiera que sea, tuvo Séneca eficacia loable en persuadir el camino de la virtud, como el único medio para conseguir la felicidad humana; y ojalá que sus sentencias tuvieran mayor trabazon, que así serían mas estimables: de suerte, que ya en lo antiguo por esta falta fué llamado justamente el estilo de Séneca arena sin cal.

Cuando hayamos determinado este punto tan esencial, y sepamos en qué mes cae esta noche de misericordia, si es en el Remadán o en el mes de Safer, habremos vencido a todos los doctores antiguos y a cuantos en nuestra edad siguen ciegamente sus sentencias y decretos.

De ver era en la Plata las dicciones Que habia de este caso, y pareceres: Aquí vereis juntar conversaciones De toda suerte de hombres y mugeres, Soldados y vecinos en cantones, Ni se trata de plata ni de haberes, De solo Lerma tantas sentencias, Cuanto eran de cabezas diferencias.

Durante el verano, se dan conciertos en la Catedral, como en un teatro, con objeto de hacer oir á los extranjeros el celebrado órgano de dicha iglesia. La legislacion civil y criminal de cada canton es diferente; como lo son la lengua y la religion. Entre otras muchas sentencias que he tenido la curiosidad de leer, resalta la siguiente por su originalidad.

Echó la bendición, y dijo: -Ea, demos lugar a la gentecilla que se repapile, y váyanse hasta las dos a hacer ejercicio, no les haga mal lo que han comido. Entonces yo no pude tener la risa, abriendo toda la boca. Enojóse mucho y díjome que aprendiese modestia y tres o cuatro sentencias viejas y fuese.

Y las pruebas eran el fajo de cartas que estaba arriba, entre planos y cuadernos de cálculos; hojas de papel satinado, de suave color de rosa, en las que Pepita juraba quererlo «más que á su vida» y terminaba invariablemente «tuya hasta la muertePara Sanabre, estos juramentos eran más solemnes é inconmovibles que las sentencias de un tribunal.

Hasta la gitana buñolera que se ponía a freír y a vender sus buñuelos en la esquina de la casa de don Acisclo, gitana muy sentenciosa, llamada la Filigrana, más célebre por sus sentencias que el mismísimo Pedro Lombardo, dijo en tono irónico: Doña Luz es una perla oriental, y la perla no repara en el pescador, ni en si vale o no vale; lo que pretende es que la pesque y la lleve a lucir en el Olen del Oclaye.

Al diablo por estos tornadizos dijo el estropeado Cigarral así como vió trasponer al morisco hortelano ; al diablo por estos tornadizos, que siempre responden con sentencias y palabras de compás y medida, que huelen todavía al Alcorán, como pólvora al azufre, y como vasija al primer caldo que encerró en ella.

Al día siguiente, el Corregidor don Alonso de Cárcamo despachó un correo al Escorial. La respuesta de Su Majestad fue tan sólo un negro puñado de ministros para que formasen la causa. Se esperaba un castigo leve, y los más chocarreros componían letrillas y jácaras sobre el asunto. El día 14 de febrero de 1592 fueron publicadas las sentencias.