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Aconteció lo mismo en tres días consecutivos: acechando Cervantes a doña Guiomar, entreviéndole ella un momento, y enamorándose ambos más y más a cada vez que se entrevían, hasta que al fin Miguel, no pudiendo ya guardar en su pecho el volcán amoroso que en él, abrasándole, se alimentaba, juntó a sus amigos, pidió le acompañasen con sus guitarras, compuso el soneto que ya se conoce, y aquella noche se fue a cantarle bajo los balcones de doña Guiomar, sobreviniendo por esto lo que ya se ha relatado.

Y mas sobreviniendo un ejército de gente enemiga, á quien el deseo de su venganza puso en la necesidad de morir, ó vencer. Los nuestros hacen algunas correrias, y toman á las ciudades de Rodesto, y Pacía.

Catur renegaba porque le hubiesen interrumpido el oír sus propias alabanzas; Caleb predicaba contra la bestialidad del uno y la infamia del otro, y el señor Alicak en esto ponía bajo la corona de la cabalgadura del orador moralista, un sendo aguijón, que comenzó a lastimar el asno, y éste a brincar, y el jinete a castigarle, y los otros a gritarle como fiera en coso; lo cierto es que a poca pieza del camino Caleb se derrumbó sobre un prado de ortigas, donde no lo hubiera pasado del todo mal si Catur, sobreviniendo allí, no le hubiera sacudido cuatro topetadas con su testa maciza, y si el señor Alicak, después de desnudarle para que mejor sintiera el halago de la alfombra donde reposaba, no le hubiese aliviado de los zequíes y doblas zahenes que llevaba.

37 y era viuda hacía ochenta y cuatro años, que no se apartaba del Templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. 38 Y ésta, sobreviniendo en la misma hora, juntamente confesaba al Señor, y hablaba de él a todos los que esperaban la redención en Jerusalén. 40 Y el niño crecía, y era confortado del Espíritu, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.

38 Y aconteció que yendo, entró él en una aldea; y una mujer llamada Marta, le recibió en su casa. 39 Y ésta tenía una hermana que se llamaba María, la cual sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. 40 Pero Marta se distraía en muchos servicios; y sobreviniendo, dice: Señor, ¿no tienes cuidado que mi hermana me deja servir sola? Dile pues, que me ayude.