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No, señora, todavía no respondió Juana, acentuando ligeramente su respuesta, sin que su señora reparara en ello . No si lo habréis notado, señora prosiguió Juana después de un corto silencio ; pero la gente pasa corriendo frente a la ventana de la calle y todos se dirigen hacia el mismo lado. Me parece que ha sucedido algo.

Adelante, adelante exclamó el Gobernador, que aquel día debía estar nervioso . Decía usted que el marqués o lo que sea... en vista de las circunstancias.... No reparará en un par de miles de duros más o menos, no señor. ¿Si no los tenía, los habrá pedido? ¡Catá!

Después, y mientras hablábamos con el tabernero, Neluco, que los tenía enfrente, me dio con el codo y me advirtió con la mirada que reparara en ellos.

Porque debo cerrármelas, eso es, y no volver a llamar a ellas mientras no traiga en las manos, , señor, las pruebas de haber reparado la ofensa inferida a usted... Y se reparará, , señor, yo lo fío. No es fácil, amigo don Adrián. Yo repito que lo es, mi señor don Alejandro... ¡Yo repito que lo es!

Porque yo no podía concebir que Lita y Neluco no se amaran, como no lo concebía tampoco la matrona locuaz de Robacío, ni lo concebiría nadie que tuviera entrañas de humanidad y vislumbres de buen gusto, y reparara un poco en aquella parejita, «única», que parecía puesta por Dios en aquel rinconcito de la tierra para eso sólo, para amarse y para unirse.

La gente anda embelesada con la procesión, que probablemente termina en este momento, y no reparará ni en ti ni en . Y hablando de esta suerte, la misma Juanita buscó un mantón, se lo puso a doña Inés en la cabeza y, llevándola por delante de , la empujó y la hizo andar. Dominada doña Inés por aquella imperiosa criatura, se dejó llevar por ella. Ambas llegaron a casa de Juanita.

Que no se reparara en edades ni en estampas: viejos y mozos, altos y bajos; todo servía, con tal de no carecer de ingenio ni de desparpajo; tupé, que dicen otros. Para todos habría que hacer allí. Y así se fue haciendo. Cuando le anunciaban un presentado, preguntaba ella al presentante: ¿Vale? Respondíanla que . Pues que venga.

Quizá dijo nos encontramos ante una inflamación adhesiva que cerrará las cavernas y reparará todos los desórdenes causados por la enfermedad. El pobre doctor escuchaba esta opinión meneando tristemente la cabeza.

Pero como en Simón había algo ingénito que le obligaba a caminar siempre, aunque sin fijarse en el punto de parada, desechó la tentación fundándose en que Madrid era demasiado grande para que nadie reparara en un hombre como él; y él quería, por más que no lo intentara en una forma concreta, descollar, un poquito siquiera, sobre el común de las gentes que le rodearan.