United States or Cyprus ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero antes de que esto se verifique hará nuevos esfuerzos para asegurarse la vida: se trasformará, intentará seducir como fantástica decoracion, y para perpetuarse al amparo del engaño, fingirá que renuncia á la condicion de monumental y que solo aspira, fiel compañero de los refugiados en Granada, á permanecer con ellos sirviéndoles de leve y lujosa tienda real el tiempo que tarden en verse repelidos allende el estrecho.

Estuvo como alimentador de horno en una fábrica de vidrio, sufriendo las bocanadas de las llamas; fue minero, permaneciendo semanas enteras sin ver la luz del sol: trabajó en los telares, respirando el polvillo que blanqueaba los tejidos y le cegaba los pulmones; no hubo industria que no intentara ni oficio en que pudiese medrar.

A veces, en sus breves visitas a Rucanto le acompañaba Rita, la buena anciana, siempre ganosa de ver a su santa querida. Vivía la fiel servidora al lado del médico, ocupando en la casa de Luzmela su puesto de confianza, tantos años acreditado por una constante adhesión al difunto caballero. En vano intentara Rita continuar al inmediato servicio de Carmen.

Segura estáis, y con razón, de que nada puedo contra vos. En efecto; yo que si algo intentara, sería vencido. Pobre, sin recursos, sin valimiento, ¿qué podría contra la justicia, que sólo defiende a los poderosos? Pero mi hija me pertenece, y si hoy no está en mi poder, os aseguro que lo estará mañana. Entretanto guardaos vuestro dineroNo decía más.

Suponían los de la venta que la monja habría vuelto a Logroño, a no ser que intentara entrar en la ciudad sitiada, tomando en caballería el camino de Lanciego por Oyón y Venaspre. Marcharon a Oyón y luego a Yécora, pero nadie les pudo dar razón. Los dos pueblos estaban casi abandonados. Desde aquel camino alto se veía Laguardia rodeada de su muralla en medio de una explanada enorme.

"Si alguna nacion intentára poblar este país, dice en un capítulo de su obra, podria ocasionar un perpetuo sobresalto á los españoles, por razon de que desde aquí se enviarian navios á la mar del sud, para destruir en él todos sus puertos, antes que tal cosa ó intencion se supiera en España, ni aun en Buenos Aires.

Y empezó Nieves a relatar; y relatando ella punto por punto todo lo ocurrido aquel día memorable, con la más escrupulosa minuciosidad, y aun recargando los trazos y los colores en algunos pasajes, como si intentara grabarlos hondamente en la memoria y en el corazón de su padre; oyendo él absorto, estremeciéndose a menudo, aterrado en ocasiones, descolorido y suspenso siempre; preguntando y repreguntando a veces para apurar la materia, y llevando, por último, ella y él la conversación a los sucesos domésticos que tuvieron origen en el relatado por Nieves, se les fue pasando la mañana hasta la hora de comer; llegó entonces don Claudio Fuertes, y aconteció lo que el lector verá en el siguiente capítulo, que, si no es el último de la presente historia, ha de andar muy cerca de serlo.

Reconocía que era hermoso de cuerpo, noble de alma, y culto y rico de inteligencia; que levantaba muchos codos por encima de los galantes frívolos, de los mozos simples y de los viejos verdes que más abundaban a su alrededor; que sentía una lícita y honda complacencia en verse objeto de sus codiciadas atenciones; que le ola con gusto y que se apartaba de él con cierta pena; que después de cada entrevista le duraba su recuerdo largas horas; que se preparaba para la inmediata con mayores precauciones que las de costumbre en parecidos casos, y, por último, que haría cualquier sacrificio por vencerle en el duelo medio empeñado entre ambos, es decir, por arrancarle el secreto de sus intenciones, la primera gota..., vamos, la señal de que el hielo se fundía al calor del... interés que ella le inspiraba; pero ¿no puede sentirse y desearse e intentarse todo esto sin amor? ¿No bastaba el móvil de la curiosidad para que lo sintiera, lo deseara y lo intentara una mujer como ella? ¡Oh!, el amor presenta síntomas bien diferentes de éstos; se nota en algo más profundo y más sensible que la memoria y el discurso; se siente en lo más vivo del corazón, y el de ella no era, hasta la fecha, más que una víscera que funcionaba con la inalterable regularidad de un cronómetro.

Cook y Perón son un ejemplo de lo difícil, peligrosa é incierta que era la navegación aun en tiempos tan inmediatos á los nuestros. Al valeroso Cook, hombre de imaginación muy viva, causó impresión aquel espectáculo y dice en su diario: «Es tan grande el peligro, que me atrevo á decir que nadie intentará ir más lejos que yo

«, , tiene razón D. Francisco afirmó el pobre tisico, que estaba de buenas, entregándose con embriaguez á un loco optimismo. Se intentará.... Eso no puede quedar asi. Tengo el recelo añadió Torquemada, de que los que intervinieron en la acción la otra vez no anduvieron muy listos, ó se vendieron a la Marquesa vieja.... Lo hemos de ver, lo hemos de ver. En cuantito que yo suelte el catarro.