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Observad ahora el litoral: en la región alicantina más olivarera Onil, Castalla, Ibi las prensas de madera y las vigas hace tiempo que han desaparecido por completo; todas las prensas son de hierro. Y si nos internamos en España veremos cómo a medida que nos acercamos al Centro, los viejos artefactos reaparecen, y cómo van aumentando hasta dominar en absoluto.

, se ve la buena voluntad... Observad qué armoniosa es toda su persona. La mirada, la sonrisa, la voz, el gesto, todo respira el contento. ¿Y la señorita Roubinet? prosiguió Genoveva. ¿Creéis que no acusa una satisfacción perfecta? respondí, pero no es lo mismo. La Roubinet finge la satisfacción de cabeza y la Fontane posee la de corazón.

Son verdaderamente irrefutables: un trozo admirable de crestomatía moral y literaria. Y observad que Rousseau no dijo todavía en este asunto la última palabra. Si hubiese estudiado el cuerpo humano, esta obra maestra de la creación, esta imagen admirable de Dios sobre la tierra, habría demostrado, sin duda, que es gran pecado destruir un conjunto tan perfecto.

Observad a todos aquéllos que vivieron una niñez miserable; en cuyo hogar faltó muchas veces el pan; que no tuvieron ropas para cubrir el demacrado cuerpo; que imploraron avergonzados la caridad pública, y no como el mendigo, con serena franqueza, sino ocultando la demanda en una frase lisonjera; que pasaron, poco a poco, de la timidez bochornosa a la súplica sonriente; de la petición insinuante a la explotación vergonzosa, y de allí... a la tolerancia interesada, y veréis cómo, aunque estén en la opulencia, aunque la sociedad los mime y la fortuna los haya indemnizado de cuanto en un tiempo les negó, aun tienen en lo más escondido del corazón el vinagre y la hiel de la miseria.

Observad atentamente á estos dos hombres tan desiguales en su fortuna, reflexionad sobre las cualidades de ambos, ved sobre todo si podeis hacer la experiencia en vista de un negocio que incumba á los dos; y no os será difícil inferir que así la prosperidad del uno como la ruina del otro, nacen de causas sumamente naturales.

Observad que aquella región no tiene el aplanamiento de las costas siberianas, que se recorren en trineo, sino que es una montaña de mil leguas de extensión horriblemente accidentada, con profundas cortaduras, mares que se deshielan momentáneamente para helarse de nuevo, corredores de hielo que mudan de postura todos los años, se abren y se cierran á nuestro paso.

13 De la tribu de Aser, Setur hijo de Micael. 14 De la tribu de Neftalí, Nahbi hijo de Vapsi. 15 De la tribu de Gad, Geuel hijo de Maqui. 17 Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid por aquí, por el mediodía, y subid al monte, 18 y observad la tierra qué tal es; y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso;

Si os negáis á ello, será prudente prenderos: sabéis secretos demasiado graves. Contad enteramente conmigo, señor. No, no soy yo quien cuento con vos, sino la Inquisición, siempre justa, siempre previsora. Por ejemplo: habéis descubierto que su majestad la reina ama á... vuestro sobrino postizo... observad... observad... vos por vuestro empleo en palacio, podéis... No si puedo mucho.

Pero eso es muy vago... muy dudoso dijo con anhelo Montiño ; si la reina ha de responder de todas las cartas que lleven por firma Margarita... Oíd, señor Montiño, oíd, y observad que la Dorotea no es lerda.

Tomad un poco de musgo de un tejado cualquiera, dejadlo algunos días en agua, y observad después con un microscopio. Un poderoso animal, el elefante, la ballena de los infusorios, muévese con un vigor y un garbo de vida que no siempre tienen semejantes colosos. Respetémoslo.