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En la taberna del Sr. Poenco no se pensaba más que en libaciones en honor del gran suceso. Los majos, contrabandistas, matones, chulos, picadores, carniceros y chalanes, habían diferido sus querellas para que la majestad de tan gran día no se turbara con ataques a la paz, a la concordia y buena armonía entre los ciudadanos.

Jerez les parecía estrecho para su dicha y corrían los cortijos y las poblaciones inmediatas, llegando hasta Cádiz, seguidos del cortejo de cantadores y matones que acompañaba siempre a Luis Dupont. Pocos días antes habían tenido en Sanlúcar de Barrameda una fiesta estruendosa, al final de la cual, la Marquesita y su amante, embriagando a un camarero, le raparon la cabeza con unas tijeras.

El grupo de valentones se volvía á Blefuscú, anunciando su partida en la primera máquina voladora que saliese al amanecer para su país. Los que se quedaban no podían ocultar su satisfacción al verse libres de unos matones que tanto abusaban de ellos. Gillespie consideró este viaje repentino, preparado con ostentación, como una certeza de que el golpe contra él sería aquella misma noche.

También sabían de memoria, sin olvidar una tilde, los romances de matones, guapezas, robos, asesinatos, anécdotas del patíbulo. Cuando Mariano ganó tres reales, Juan Bou, haciendo justicia a sus progresos, atendió sus reclamaciones. El muchacho aborrecía la caja. Quería trabajar en litografía; pero como no tenía aptitud ni pulso para el dibujo, quiso ser estampador.

Con ellas no se mostraba muy generoso; deseaba ser adorado por sus méritos de jinete arrogante, creyendo de buena fe que todos los balcones de Jerez se estremecían con la palpitación de corazones ocultos cuando pasaba él montando el último caballo que acababa de adquirir. Con la corte que le acompañaba de parásitos y matones era más espléndido.

Otra vez, va a retar en su propio nido de águilas a un terrible bandido de las gargantas de Ollionles, el conde Severan, entre sus matones y sus rufianes... ¡Valiente mozo más templado es ese mocito Calendal!

Además, mereces que te quiera por bueno y por honrao: porque viviendo como un perdío entre mujeres y matones, siempre de juerga, expuesto a perder la piel con cada onza que ganabas, pensaste en , y para no dar más pesares a tu nena quisiste ser pobre y trabajar. Y yo te premiaré too lo que has hecho, queriéndote mucho, ¡pero mucho!