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¡Hum! gruñó el gigante en señal de admiración, pero sin apartar los sentidos del roast-beef que tenía delante. ¡Qué horror! exclamó doña Martina, como siempre que se hablaba de este suceso inaudito: ya sabemos que su fuerte era la plancha. ¡Vea V., vea V. cómo come su hijo!..... soltando la carne ya mascada en el plato! Miguel se puso colorado otra vez hasta las orejas.

Tambien se vió la planta llamada romerillo, por ser parecido al de España en el olor y hoja; pero no se vió el tomillo, que afirman los naturales que lo hay con abundancia en los campos del S. Entre las yerbas se cria una que flor amarilla clara; y mascada, se percibe el acido muy semejante al limon. Es un específico admirable para curar las llagas, cuando proceden de calor.

Y con esto y con el gran miedo que tenía y con la brevedad del tiempo, la negra longaniza aun no había hecho asiento en el estómago, y lo más principal, con el destiento de la cumplidísima nariz, medio cuasi ahogándome; todas estas cosas se juntaron y fueron causa que el hecho y golosina se manifestase y lo suyo fuese vuelto a su dueño; de manera que, antes que di mal ciego sacase de mi boca su trompa, tal alteración sintió mi estómago, que le dio con el hurto en ella, de suerte que su nariz y la negra mal mascada longaniza a un tiempo salieron de mi boca.

Todos sonrieron menos la interesada, que le miró con sorpresa abriendo mucho los ojos. ¿Cómo fortuna? Fué necesario que el general le diese la galantería mascada; sólo entonces la pagó con una sonrisa. ¿No es verdad que ha estado muy bien Gayarre? dijo Clementina. ¡Admirable! como siempre respondió su cuñada. Yo le encuentro falto de maneras expresó el general.

121 Sacaron unos sus prendas, que las tenían empeñadas; por sus deudas atrasadas dieron otros el dinero; al fin de fiesta el pulpero se quedó con la mascada. 122 Yo me arrescosté a un horcón dando tiempo a que pagaran, y poniendo güena cara estuve haciéndome el poyo, a esperar que me llamaran para recibir mi boyo.

En aquel momento cortó la interrogación la centésima vez que se le apagaba el tabaco, volvió la cabeza y en perfecto bicol sostuvo una conversación con su criado, conversación que sin duda debió versar sobre lo incombustible de la hoja, ó lo combustible del fósforo, pues tan pronto señalaba la escueta caja como estrujaba la mascada colilla que para llegar á tal estado había pasado por la llama de cien palitos.

33 Aún estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese mascada, cuando el furor del SE