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En su concepto, sólo podían estimarla los hombres esforzados que se pasaban la vida consagrados al mismo generoso empeño sin lograr fruto alguno. ¿No tenían todos los terrenos los mismos elementos de fertilidad? ¿Había diferencias de consideración entre semillas que parecían idénticas? ¿Dependían los frutos de la manera de sembrar?

Por el fúnebre colorido del cuadro, por la lentitud en su desarrollo, por el exceso mismo de la atención con que yo le seguía, la visión de la muerte con todo su cortejo de tristezas se enseñoreó de de tal arte, que más que sentirla y estimarla en la región de las ideas, me parecía olerla y paladearla; confundía ya las sensaciones morales con los quebrantos del organismo, y el color y las figuras y los sonidos del triste cuadro caían a golpes sobre mi cerebro y me le contundían y fatigaban.

Á eso vine á la feria, Antón...; y si no, que diga tío Juan si me pongo en lo justo. Lo que toca á dice el aludido, que durante la escena referida se ocupaba en hacer rayitas en el polvo con el palo, lo que toca á , no me gusta meterme en la hacienda del vecino, que cada uno puede estimarla en aquello que, pongo por caso, le acomoda.

Habiendo encarecido en su narración la docilidad y natural pacífico de los indios, querría decir que la artillería era mucha, por estimarla más que suficiente para estorbarles el acceso.

Jamás salía a pie. Su marido era un buen hombre que se esmeraba en complacerla y estimarla a medida que iba ella engordando y enriqueciéndose él, y ni él ni ella pensaban volver a Villavieja ínterin no pudieran ser allí los señores más ricos de toda la provincia; y esto, no por pujos de vanidad, sino por el honrado deseo de que se descubrieran reverentes delante de su marido, muchos mentecatos que le habían tenido en poco en la villa por ser hijo de quien era y caberle en la maleta todos sus caudales.

La historia nos ha trasmitido el recuerdo de algunos de ellos, ocupando hasta ahora el primer lugar el insigne Don Fernando Colón, que como de todos es sabido, reunió á costa de gran suma de dinero, de infatigable diligencia y de singular erudición una de las más famosas bibliotecas del mundo, y, además, y ya este dato no es tan conocido, una numerosísima colección de estampas que basta solo tener en cuenta la época en que por él fué reunida, para estimarla inapreciable, y que si hoy existiese sería de un interés capitalísimo artística y tipográficamente considerado.

Hasta nos reímos muchas veces de sus manías, y no dejamos por eso de estimarla, ni nos creemos superiores a ella... Al llegar aquí sus ojos tropezaron con los de su capellán, que había cesado de reír y le clavaba una mirada fría y aguda como un puñal de Albacete. La pobre señora quedó acortada y sólo tuvo ánimos para concluir con voz más baja: ...Al menos, eso me pasa a ...

Afortunadamente, replicó la dama, estamos seguros de que nadie la quiere mal; por el contrario, si algún disgusto hemos de prever, será de los que puedan ocasionarla los que aparenten quererla bien. ¡Está en una edad tan peligrosa! Tiene usted razón, duquesa; de los que aparenten amarla, de los que deben estimarla en más, es de quienes hay que guardarla.