United States or Fiji ? Vote for the TOP Country of the Week !


La noticia de este hecho, llevada por el viento de la novelería, penetró en los últimos y más apartados rincones de Madrid, en los palacios y en las covachas, y cuando ya todo el vecindario lo sabía, se enteraron del caso las monjas de los conventos, los enfermos de los hospitales y los presos de la cárcel. Las presas fueron las últimas en saber la ocurrencia.

Junto a la ciudad de Zaragoza, en España, hay familias que viven en agujeros abiertos en la tierra del monte: en Dakota, en los Estados Unidos, los que van a abrir el país viven en covachas, con techos de ramas, como en la edad neolítica: en las orillas del Orinoco, en la América del Sur, los indios viven en ciudades lacustres, lo mismo que las que había hace cientos de siglos en los lagos de Suiza: el indio norteamericano le pone a rastras a su caballo los tres palos de su tipi, que es una tienda de pieles, como la que los hombres neolíticos levantaban en los desiertos: el negro de África hace hoy su casa con las paredes de tierra y el techo de ramas, lo mismo que el germano de antes, y deja alto el quicio como el germano lo dejaba, para que no entrasen las serpientes.

Cualquier sepulcro que pusiera aquí, seria positivamente más sepulcro que las covachas que hemos visitado. El conserje se detuvo y calló. Todos nos detuvimos y callamos. El conserje permanece mudo, todos enmudecimos del mismo modo. Nadie respira, no se oye ni una mosca. ¿Qué significa esto?

Porque éstos componen la familia santa de los magos, a la cual pertenecieron los tres Reyes Gaspar, Baltasar y Melchor, y el famoso Simón, e nuestro Rey Alfonso a quien llamaban el Sabio; e los de agora, en castigo de no haber podido esclarecer ciertos secretos, cuya cifra se perdió en el incendio de una gran librería de la antigüedad, siguen ascondidos en sus covachas, estudiando sin cesar; pero ansí que uno de ellos pueda decir: ¡Eureka!, volverán a tomar el gobierno del mundo que antes les perteneció, según rezan los más antiguos documentos.

Comprende desde temprano que el sufrimiento y la pobreza son para Dios las más altas dignidades de esta vida; y visita de continuo los hospitales, entra en las covachas de los cholos y los indios, buscando las fiebres, las llagas, la lepra; asila en su oratorio a las ancianas que escarban las basuras de los muladares para buscar el sustento; cura con sus manos a bubosos y cancerosos abandonados por sus parientes.

Ramiro atisbaba un tufo de Oriente; todo trascendía para él a magia, a nigromancia, a Alcorán; y el odio religioso, exaltado por su remordimiento, le contraía el corazón cuando atravesaba los barrios de la morería, entre las covachas atestadas de sedas multicolores, de bonetes de grana, de cereales, de especias, de perfumes.