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Lástima que no hayas llegado por la tarde. La tiple cantó como un ángel... ¡Y el baile!... El baile te digo, chico, que ni en Bilbao ni en la Coruña lo sacan mejor... Pero no te disgustes, que yo haré que se repita antes que se vaya la compañía... o poco he de poder. Pero Gonzalo no atendía.

Martial (Epigr., lib. IV, epig. 43) habla expresamente del teatro de Riga. Merecen mencionarse los de Tarragona, Mérida, Coruña del Conde, Sevilla,

La lista era larga, porque no hacía mucho tiempo que había habido cambios, renovación y trasiego de empleados; pero no faltaba un oficial en el personal que tuviese algunas noticias biográficas de todos los nuevos. «Don Anacleto Pérez», decía, por ejemplo, la lista. ¿De dónde ha venido éste? preguntaba el Conde. De la Coruña contestaba el oficial. ¿Es casado? Es soltero.

Pocos dias despues partieron con direccion á España, llegando el 26 de abril de 1506 á la Coruña; donde esperaba la mayor parte de la grandeza á recibirlos y rendir un justo homenaje á sus nuevos monarcas. A su paso por Valladolid fueron jurados, y alli disfrutaron de las fiestas que habian prevenido en su obsequio.

Algo se había mermado su fortuna, pero aún disfrutaba de un envidiable bienestar. Pepa, el asunto marcha admirablemente dijo Pinedo . De Zaragoza han pedido un volcán y en la Coruña ha resuelto el Ayuntamiento establecer dos, al oriente y al poniente de la ciudad. Me alegro, me alegro muchísimo. ¿De manera que no suelto las acciones?

El P. José Quiroga, uno de los miembros mas ilustrados y laboriosos de la Compañia de Jesus en estas Provincias, nació en 1707 en Fabás, pequeña aldea de la jurisdiccion de la Coruña, en Galicia. La proximidad de este puerto, y la continua conmemoracion que se hacia en su familia de los viages de un deudo que frecuentaba las Colonias, avivaron su natural deseo de visitarlas.

Valero comenzó a sacudir la cabeza de un modo desesperado. Los demás le miran y sonríen. Saleta no lo advierte, o finge no advertirlo, y continúa con la palabra firme y sosegada y el acento gallego que le caracterizaban: Después perdí enteramente el miedo. En la Coruña me sacó un dentista cinco seguidas.

M. Murguía, en el número del 15 del corriente de La Voz de Galicia, periódico de la Coruña, ha insertado contra un apasionado escrito en defensa de las letras gallegas, que supone que yo menosprecio. Me desagradan las polémicas y las rehuyo siempre que puedo. No voy, pues, á entablar polémica con el Sr. Murguía.

Suprimió las cartas. Serafina, a las pocas semanas, se quejó con el esoterismo epistolar de costumbre; pero Bonis no se dio por enterado, y acabó por no leer siquiera las cartas que venían de la Coruña primero, y después de Santander.

Era una función que les llenaba de orgullo, elevándolos sobre los demás mortales, esta de permanecer tranquilamente sentados a la puerta de la sociedad tomando el fresco y saber de una manera cierta, sin exageraciones interesadas, lo que había ocurrido aquella tarde en la Plaza de Toros de Bilbao, en la de la Coruña, la de Barcelona o la de Valencia, las orejas que había alcanzado un matador, las silbas que se había llevado otro, mientras sus conciudadanos vivían en la más triste de las ignorancias y paseaban por las calles teniendo que aguardar la noche con la salida de los periódicos.