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Actualizado: 3 de junio de 2025
Después respondióle con más severidad que de ordinario: Deje usted de estudiar tanto mi interior, Flores; primero, porque lo más probable es que sea tan vulgar como el de la mayoría de las mujeres, y segundo, porque, si hubiera algo de particular en él, no sería fácil que usted lo descubriera. No se ofenda usted, Cecilia. Este estudio es una prueba nada más de lo mucho que usted me interesa.
En la cara del Sur campea, sobre una puerta chabacana, la imagen barroca del santo mártir, retorcida, en actitud más bien danzante que religiosa; en la del Norte, desnuda de ornatos, pobre y vulgar, se alza la torre, de la cual podría creerse que se pone en jarras, soltándole cuatro frescas a la Plaza del Ángel.
Pero ella resistiría. ¡Oh! ¡sí! aquella tentación fuerte, prometiendo encantos, placeres desconocidos, era un enemigo digno de ella. Prefería luchar así. La lucha vulgar de la vida ordinaria, la batalla de todos los días con el hastío, el ridículo, la prosa, la fatigaban; era una guerra en un subterráneo entre fango.
Era aquel el sitio que a Teodoro Golfín le había parecido el interior de un gran buque náufrago, comido de las olas, y su nombre vulgar justificaba esta semejanza.
No se juzgó conde aristocrático y soberbio, sino estudiantillo novato o alférez recién salido de la escuela. Mas, a pesar de sus juiciosas reflexiones, el Conde fué en pos de aquellas mujeres, y hasta formó el propósito de hablarles en cuanto saliesen del jardín, a fin de que, en el caso de un sofión, que harto le merecía por su vulgar mala crianza, no le viesen sujetos que lo pudieran contar.
Cuentan que Maximiliana Llorente era una mujer bella y deseosa de agradar, de esas que no caben en la estrechez vulgar de una tienda.
La clase no se mide por la fortuna, hija mía; es la opinión de todas las personas de corazón y ahí tienes como prueba las delicadas atenciones del señor Neris y la solicitud significativa de su sobrino. Seguramente no te miraban como una vulgar institutriz. La misma señorita de Candore no hubiera podido recibir más respetuosos homenajes. ¿Crees tú?
La cabeza grande, y aunque vulgar por la vertiginosa rapidez con que descendía hasta la frente, exhibía un rostro lleno de majestad y de satisfecha suficiencia. El abdomen, ampliamente pronunciado, lo era bastante para poner en conflicto la resistencia pertinaz de las abotonaduras del chaleco y del pantalón, a las que estaba confiada la solemne misión de contener sus formas.
Julio tenía gran facilidad para la admiración y reverenciaba á todos los escritores cuyos «argumentos» le había contado Argensola, pero no podía aceptar la grandeza intelectual del ilustre pariente. Durante su permanencia en Berlín, una palabra alemana de invención vulgar le había servido para clasificarlo. Los libros de investigación minuciosa y pesada se publicaban á docenas todos los meses.
Y volvió a quedarse dormido como un tronco. No por obra de ningún diablejo de aquellos que, en opinión de don Alejandro Bermúdez, se entretienen en llevar por los aires chismes y cuentos de oído en oído, levantando los tejados o colándose por los resquicios de las puertas, sino por una prosaica y vulgar coincidencia, se despertaba Nieves en su lecho en el mismo instante en que volvía a dormirse en el suyo el hijo del boticario de Villavieja.
Palabra del Dia
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