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Actualizado: 1 de noviembre de 2025
Y que no olvidase comprar hilo, agujas y unas alpargatas para el pequeño. ¡Criatura más destrozona!... En el cajón de la mesita encontraría el dinero. Y mientras la madre daba una vuelta en la cama, dulcemente acariciada por el calor del estudi, proponiéndose dormir media hora más junto al enorme Batiste, que roncaba sonoramente, Roseta seguía sus evoluciones.
Puse otra vez los dos retratos y el estuche en el cofrecillo, éste en su lugar, cerré el armario, y no sabiendo adónde había ido Amparo, me resigné a esperar su vuelta con la menor impaciencia posible. Al pasar por su gabinete vi una carta abierta sobre un velador. Aquella carta era sin duda la que había causado la precipitada salida de Amparo. La leí y palidecí como ella había palidecido.
El conde no pudo menos de sonreír..., y yo también. A lo que entendí, era costumbre entre los aficionados detenerse, a la vuelta de Tablada, en alguna de las numerosas ventas que hay a la salida de Sevilla por aquella parte. Son los centros de reunión de la gente alegre, donde se corren las juergas, sin peligro de despertar a los vecinos y entenderse con la Policía.
Luego de vagar por los recovecos del archipiélago griego, pasaban los Dardanelos, pasaban el Bósforo, conmoviendo con el hervor de su galopada invisible los dos callejones acuáticos, y dando la vuelta á la copa del mar Negro, volvían, diezmados pero impetuosos, á las profundidades del Mediterráneo.
Salió la procesion por la puerta del Dean y dió vuelta á la iglesia, y al regresar del campo santo entró por la puerta del Perdon. El obispo D. Fr.
Entonces quiso dar la vuelta y aplicar la boca a una rendija a ver si conseguía recoger más oxígeno: no le fue posible. La idea de morir asfixiado cruzó por su cerebro: un sudor frío y copioso le bañó todo el cuerpo: la congoja se apoderó de él. En pocos segundos pensó millares de cosas aterradoras; vio la muerte cara a cara; el miedo le dejó yerto, desmayado; estuvo a punto de perder el sentido.
En este momento se encienden los faroles de la gran plaza, cuyo centro ocupa este gigantesco panteon histórico, y la luna aparece á poco, entre nubes ligeras, por detrás de los árboles de las Tullerías, de las fuentes y del obelisco de la plaza de la Concordia. La fachada principal del arco está decorada por dos trofeos simbólicos: el uno representa la partida, y el otro la vuelta del ejército.
Cuando se me antoja una la logro, y cuando quiero la dejo, y luego, si me da la gana, vuelta a empezar. Una noche... una tarde... una hora, y después vaya bendita de Dios. Aunque esté casada con el mismísimo Padre Santo. ¡Se ha puesto tan guapa!»
No había a la vista ni una sola barca pescadora. Solamente muy lejos y ya casi cortado por la línea del horizonte un buque con todas las velas desplegadas esperaba la vuelta de la brisa de tierra y se preparaba a aprovecharla, semejante a un ave de alto vuelo abriendo las blancas alas. Magdalena dormía recostada. Sus manos inertes y entreabiertas se habían desprendido de las del Conde.
Quién diría que en medio de la calle podía uno...». Si alguien nos viera... murmuró Jacinta ruborizada, porque en verdad, aquel rincón de Zaragoza podía ser todo lo solitario que se quisiese, pero no era una alcoba. Mejor... si nos ven, mejor... Que se aguanten el gorro. Y vuelta a los abracitos y a los vocablos de miel.
Palabra del Dia
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