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Actualizado: 12 de junio de 2025
Juan parte mañana, y no volveré a verlo hasta dentro de veinte días, durante los cuales tendré tiempo de interrogarme, consultarme, y saber lo que pasa en mí. Bajo mi aire ligero, soy seria y reflexiva... ¿No es así? Sí, lo reconozco. Pues bien, voy a dirigiros una súplica, como lo haría con nuestra madre si estuviera aquí presente.
Espera un poco, Rafael... Yo me voy mañana para Madrid y no volveré más por esta tierra... Pero antes de marcharme quisiera decir adiós a tu hermana... ¿A tí que te perjudica eso ni a tu padre tampoco?... Yo lo hago, porque la pobre no crea que la desprecio... En cuanto me vaya quedaréis en paz. Tu tío se desenfadará y os dará dinero otra vez para comprar las vacas y se casará con tu hermana...
Huiré antes que termine la primavera; iré no sé dónde, volveré al mundo, a cantar, donde no encuentre hombres como usted, y el tiempo y la ausencia se encargarán de curarle. Leonora se estremeció al ver la llamarada de salvaje pasión que pasó por los ojos de Rafael.
Todas las noches saco de mi cabeza una distinta. Las novelas inventadas son peores que las leídas, señora doña Presentacioncita. Vuelva usted a casa por las noches. Volveré. Lord Gray las entretiene a ustedes bastante. Lord Gray no va tampoco dijo con pena. ¿Y si supiera doña María que usted ha venido aquí? Creo que nos mataría. Pero no lo sabrá. Inventaremos algo muy gordo.
¡Oh! no temáis, señor; yo no sé cómo lo he dicho á vuecencia; ¡estaba loco!.., pero ahora, con el amparo de vuecencia, es distinto... distinto de todo punto... empiezo á vivir de nuevo. Id, pues, á ver á doña Ana, y convenid con ella á qué hora podré verla esta noche. Iré, señor. Y volved á avisarme. Volveré. Buscad á don Juan Téllez Girón, y dadle de mi parte esa cruz. Le buscaré.
No nos hablamos ahora. Hace días tuvimos una cuestión. En fin, antes que acudir a mi hermana, iré a Su Majestad, me echaré a sus pies... Sí, sí, seguramente... es lo mejor. No, no, no... Creo que de aquí a mañana me moriré de dolor. ¿Está abierta la capilla? Voy a rezar un rato, a ver si el Señor me ilumina... Adiós, adiós... Volveré mañana, a ver, a ver si hay alguna esperanza.
¿Queréis entonces que me muera de hambre y sed? ¡Un centener de francos, mi buen señor L'Ambert! ¡Ni un solo céntimo! La Providencia te puso en mi camino para devolver a mi rostro su aspecto natural. Bebe agua, come pan seco, prívate de lo más necesario, muérete de hambre, si puedes; sólo a ese precio podré recobrar mis facciones y volveré a ser el mismo.
Tengo que abandonar el arte, que me ha dado una personalidad y sostenido en mis más duras pruebas, la embriaguez del éxito, que aliviaba por una hora mis sufrimientos, el entusiasmo del público, que me permitía hacerme ilusiones sobre mi degradación real. ¡Volveré á entrar en la sombra!... ¿Quién sabe si será en la sombra eterna? Hizo un gesto de altanero desprecio y añadió: ¡Pero estoy loca!
-Yo iré y volveré presto -dijo Sancho-; y ensanche vuestra merced, señor mío, ese corazoncillo, que le debe de tener agora no mayor que una avellana, y considere que se suele decir que buen corazón quebranta mala ventura, y que donde no hay tocinos, no hay estacas; y también se dice: donde no piensa, salta la liebre.
Y bien, está usted contento de mí, ¿volveré a verlo? preguntó la señora Aubry, riéndose del dicho del joven. Sí, señora contestó Platel, inclinándose, estoy muy contento; hay en sus salones, en su palacio, algo mejor que el lujo justificado por la sensación del arte; está el arte mismo.
Palabra del Dia
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