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¡Oh! la dije no puedo vivir separado de ti. Y acercándome a ella, la abracé y la besé en la boca de una manera ardiente. Amparo dio un gritó, se retiró y me miró de una manera profunda. Yo me rehice. He visto la carta en que te anunciaban el triste estado de nuestro amigo la dije. ¡Oh! dijo ella rehaciéndose a su vez yo corrí, volé; pero... añadió tristemente todos hemos llegado tarde.

Aquellas señoras desconocidas dijéronme que Lobo se había llevado a Inés, y como yo les manifestara mi extrañeza, mi indignación, llamáronme estúpido y me arrojaron de su casa. Volé a la de ese miserable ladrón; mas no le pude ver ni en todo aquel día ni en los siguientes.

No perdiendo tiempo, me procuré las monedas misteriosas, que, al ver mío, llenaban los puntos acondicionados, y esta misma noche volé al torreón arruinado, y dando las tres palmadas y pronunciando las tres palabras que ya olvidé, se abrió al punto la muralla, dejándose ver el soldado, con el rostro más triste y lastimado.

Pude juzgarlo algunos días después. Su hija le leía la relación de un viaje al polo en que se hablaba de un pájaro extraordinario, qui ne vole pas. Mira dijo es como mi intendente. Espero firmemente haberme adquirido, desde entonces, por el cuidado severo con que me ocupo de la tarea que he aceptado, títulos á una consideración de género menos negativo.

857 Me quedé en el desamparo, y al hombre que me dió el ser no lo pude conocer; ansí, pues, dende chiquito, volé como el pajarito en busca de qué comer. 858 O por causa del servicio, que tanta gente destierra, o por causa de la guerra, que es causa bastante seria, los hijos de la miseria son muchos en esta tierra.

Cuando llegó a mi noticia que me acusaban de haber ido al Cuartel General de Moriones a llevar recados de mi jefe, me volé, y aquella misma tarde, habiéndome encontrado a la camarilla en el atrio de la iglesia de San Miguel, me lié la manta a la cabeza, y por poco se arma allí un Dos de Mayo. «Aquí no hay más traidores que ustedes.

Lo que sigue es, palabra por palabra, de la mano que escribió los Apuntes: «Si entrara en los reducidos términos de mi paciencia el propósito de describir mi vida de colegiala con todos sus pelos y señales, larga sería aquí la lista de los lances curiosos en que intervine yo, por las intemperancias incorregibles de Sagrario y por la entereza glacial de Leticia; pero no van por ahí las corrientes que me empujan en este instante; y si menciono los nombres y principales rasgos de carácter de estas dos compañeras, omitiendo los de tantas otras, es porque conservé esas dos amistades durante toda mi vida mundana, y no influyeron poco en la calidad de ella, lo mismo bajo el cascarón de crisálida en el colegio, que cuando volé a mis anchas por el mundo con las alas de mariposa.

Corre, cae, se levanta y de laureles Resplandece su frente coronada. «Enfin le terme arrive.... il cour, il vole, il tombe, «Et se relève roi! VICTOR HUGO Mazzepa. Cuando escribí esta composicion en 1837, época en que se publicó en el Iniciador de Montevideo, no conocia aun el magnífico canto de Schiller que lleva el mismo título.