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Actualizado: 24 de junio de 2025


El conde y la condesa de Villanera, después de un largo viaje cuya historia no ha sabido nunca París, han vuelto hace tres meses a su palacio del faubourg de San Honorato. La condesa viuda que había partido con ellos, y la duquesa que se les había unido a la muerte del duque, compartían sin celos el gobierno de una gran casa y la educación de una linda criatura.

Obdulia pensaba, aunque es claro que no lo decía sino en el seno de la mayor confianza, pensaba, que el hacer el oso, que era a lo que llamaba timarse Joaquín Orgaz, si siempre era agradable, lo era mucho más en la iglesia, porque allí tenía un cachet. Y para la viuda las cosas con cachet eran las mejores.

Resignación: aún podía encontrar, después de viuda, un hombre que la hiciese más feliz. Esto parecía enardecerla, y hasta llegó a hablar de su primer novio, un buen chico, que se retiró por miedo a Rafael, y que ahora se acercaba a ella en el pueblo y en los campos como si quisiera decirla algo.

Sólo entonces, y con mil precauciones para no despertarla, extendí sobre ella mi manta de viaje, pues la noche estaba fresca. Un señor de edad y su mujer, que viajaban con nosotros, se interesaban mucho por la juventud de Elena, por su tristeza y por su luto riguroso. Una vez les murmurar en voz baja: Debe ser la viuda de algún marino. Es demasiado joven.

Mariana había visto que el aya tenía el oído pegado a la puerta. ¿Qué está pasando ahí dentro, Marta, para que lo estéis oyendo con tanta inquietud? ¿Hablan de vos? , , de murmuró la viuda. No quiero molestaros con mi presencia; dentro de un rato me diréis lo que haya pasado, ¿verdad?

Pos digo yo ahora: hay que tener en cuenta que el verano ha sío fatal; hoy que la ventisca, mañana que el aguacero, el pasto se ha reblandecío, y pué ecirse que el ganao no se ha visto limpio de despeño. De salú, bastante bien: sólo han fenecío una vaca de tío Pedro Meñique y una novilla de la viuda del Cevil. La una murió de un empanderao, y la otra de un mal, á manera de perlesía.

Don Diego, el médico y el niño estaban de espaldas a los caballos. Si alguna vez el niño trepaba sobre sus rodillas, o si la viuda, dormida por la monotonía del movimiento, dejaba caer la cabeza sobre su hombro escuálido, jugaba con el pequeño o acariciaba los cabellos de la viuda.

Porque el viento hace temblar sus nidos de barro. Y buscan en los estanques el reposo apetecido. Cuando la viuda de la aldea se arrodilla sobre los hilos que se desprenden de su rueca. Pagando con el rezo su tributo a los muertos: Siento en mi pecho un canto sonoro, que no es del goce de la vida. Ni es producido por los recuerdos de mi infancia.

Todos rieron de la alusión. ¿Tierna?... Está usted en un error lamentable. Yo lo digo por lo que veo ... dijo acercando el rostro al exuberante seno de la viuda ... Y a propósito: ¿qué lleva usted en ese alfiler? ¿es un retrato de familia? El alfiler representaba un mono. No. Fuentes replicó furiosa , es un espejo.

¡Viuda! gritó doña Clara, salvando de un salto la distancia que le separaba del bufón y asiéndole con violencia: ¡viuda habéis dicho! , viuda contestó el bufón desasiéndose de doña Clara con un ligero sacudimiento ; pero no quiero atormentaros antes de tiempo; podéis daros por viuda porque os lo roban. ¡Que me le roban! ¡, no volverá! Explicáos, ó por mi alma, llamo...

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