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Actualizado: 6 de junio de 2025
Ya era hora de buscarle, cual otras veces, para que hiciese el milagro. Había que ir al ayuntamiento: obligar a los señores de viso, gente algo descreída, a que sacasen el santo para consuelo de los pobres. En un momento se formó un verdadero ejército. Salían de las lóbregas callejuelas, chapoteando en el agua como ranas, vociferando su grito de guerra: ¡San Bernat! ¡San Bernat!
En vano es que se descomponga al hombre, que se le reduzca primero á una máquina inanimada, que luego se le otorgue un sentido haciéndole percibir diferentes sensaciones, que despues se le conceda otro, haciéndole combinar las nuevas con las antiguas, y así se proceda sintéticamente hasta llegar á la posesion y ejercicio de todos; estas cosas son buenas para entretener la curiosidad, alimentar pretensiones filosóficas, y dar un viso de probabilidad á sistemas imaginarios; pero en la realidad se adelanta poco ó nada: las evoluciones que finge el observador, no se parecen á las de la naturaleza; y el verdadero filósofo debe examinar, nó lo que en su concepto pudiera haber, sino lo que hay.
Empecemos por la elección de tela. ¿Elige usted la muselina blanca con viso de foulard? Pues entonces no puede adoptarse la casaca. Sobrino me ha dicho que le devuelva el que me sobre. El gros glasé me lo pone a veinticuatro reales.
El conde tropezó a los pocos pasos con Fernanda Estrada-Rosa que venía de bracero con una amiga. Por lo visto no había querido bailar. Era la joven que hacía más viso en la ciudad por su belleza y elegancia y por su dote. Hija única de D. Juan Estrada-Rosa, el más rico banquero y negociante de la provincia.
Se trataba ahora de borrar los últimos vestigios de herejía o lo que fuese, congraciándose con la catedral y rogando al señor Obispo que presidiera el solemne reparto de premios aquel año. «Pero ¿quién le ponía el cascabel al gato? Visitación, la del Banco». ¿Quién más a propósito para tales atrevimientos? Por el bien parecer pidió que en su visita le acompañase otra dama de viso.
Entregado don Paco a sus constantes y diversos quehaceres, no o no había pensado en casarse por segunda vez, sino que nunca había tenido amoríos, o, al menos, si alguno había tenido, había sido con tan maravilloso recato, que nadie se había enterado de ello en Villalegre, lo cual es una inverosimilitud extraordinaria, porque en aquel lugar apenas había persona, y menos aún si era de tanta importancia y viso como don Paco, que pudiera hacer o decir cosa alguna que no se supiese.
En cuanto se tuvo noticia de que un carruaje estaba a la puerta, la mayor parte de los invitados abandonaron los placeres y corrieron hacia allá, deseando hacer ostensible su amistad con personas tan distinguidas, que hacían viso en la sociedad madrileña y tenían carruaje propio. Venían el presidente, su esposa y dos hijas. El Sr.
Sin embargo, se había retardado la época de su introducción en la sociedad de las gentes de viso, por una enfermedad del hijo de la condesa. Desde los primeros síntomas había olvidado esta todo cuanto la rodeaba: su tertulia, sus prendidos, sus diversiones, a Marisalada y sus amigos, y, antes que a todo, al elegante y joven coronel de que hemos hablado.
Como quien dice un secreto de importancia, declaró a su amiga que se pondría aquella noche el vestido de muselina blanca con viso de foulard, color lila, al cual había hecho poner un entredós y casaca Watteau... A última hora se había podido arreglar una camiseta como la que le mandaron de París a la de San Salomó... Pensaba peinarse con el cabello levantado, ondulado, gran trenza alrededor de la cabeza y largos bucles por detrás... «En fin, no está usted de humor para oír tanta tontería... Adiós, adiós... Mañana vendré a saber como sigue nuestro D. Francisco y a contar, a contar...».
Subió don Quijote, sin replicarle más palabra, y, guiando Sancho sobre su asno, se entraron por una parte de Sierra Morena, que allí junto estaba, llevando Sancho intención de atravesarla toda e ir a salir al Viso, o a Almodóvar del Campo, y esconderse algunos días por aquellas asperezas, por no ser hallados si la Hermandad los buscase.
Palabra del Dia
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