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Actualizado: 17 de julio de 2025
Dió vuelta alrededor del castillo, entró en el patio de honor y llegó hasta la mohosa verja, que daba á una gran calle de castaños. Miró con interés y no vió á nadie que pudiera dar la más remota idea de Mauricio disfrazado. Á cien metros de la entrada estaba un viejecito sentado sobre la cerca de madera de un prado y un enorme perro gris se revolcaba en el polvo.
Las mujeres le adoraban, y más de una noche, al salir del teatro y en medio de las sonrisitas envidiosas de sus compañeros, se vió en el dulce compromiso de subir á un coche que no era el suyo. Yo conocí á Lafontaine á fines de 1897, en Versalles. Era muy viejecito.
Si no fuera por tí y por mi pobre padre, ¡cuántas veces me hubiese decidido a ser el primero en un avance o el último en una retirada, para que me quitaran de en medio! Tú y mi padre me sostenéis, para vosotros vivo: el pobre viejecito necesita amparo; y contigo, ¡puedo ser tan feliz!
Nos hace falta un cuarto dijo apretando con efusión la mano del conde. Sí, sí, a ver si cambia la suerte... Moro nos está llevando el dinero bravamente dijo un viejecito de cara redonda, fresca, rasurada, el pelo blanco y los ojos claros y tiernos. Tenía marcado acento gallego. Se llamaba Saleta y era magistrado de la audiencia y tertulio asiduo de la casa de Quiñones. ¡No tanto, Sr.
Pertenecía ésta, lo mismo que las otras, a una congregación denominada el Corazón de María, que estaba destinada a la enseñanza de niñas y habitaba un convento de Sevilla. Esta congregación era francesa y tenía varios colegios, lo mismo en España que en Francia. El superior de todos ellos era un clérigo viejecito que constantemente los estaba recorriendo para inspeccionarlos.
Todos sus enemigos los tiene en su antesala; su potencia abruma á sus envidiosos, y mira á sus plantas á quantos le detestan. Al fin entró en su gabinete, y vió á un viejecito agobiado de años y quehaceres, pero vivo todavia, y muy inteligente. Gustóle Babuco, y á Babuco le pareció un sugeto muy digno de estimacion.
Salomón Macey, viejecito todavía fuerte, con copiosos cabellos blancos que le descendían casi hasta los hombros, se adelantó hacia el sitio designado. Hizo una profunda reverencia sin dejar de tocar como para hacer comprender que tenía respeto a la reunión pero que respetaba aún más la música.
El hombre no se movió ni hizo señal alguna de haberla reconocido. Al cabo de algunos segundos Herminia se decidió á alejarse y al volverse, vió, en una ventana del primer piso á la señorita Guichard, que la miraba. Juzgó necesario hacerla un saludo gracioso con la sombrilla y continuó lentamente su paseo, pensando: "Acaso ese viejecito era mi marido.
Tía Pepa observaba en mi rostro el efecto que me causaba aquella conversación. Angelina me vió, como diciéndome con los ojos: Y tú ¿qué dices? Cayóme en gracia el viejecito. Fino, afable, cortés, jovial, sin llanezas ni bromas de mal gusto, de fácil palabra y amena conversación, el P. Herrera, a pesar de sus años, parecía un mozo por la frescura de sentimientos.
Ha quebrado el juego. Mire usted mi cartón... En realidad, lo único que ha quebrado es la línea. Todo el mundo pierde, excepto el viejecito y un señor que había puesto 1.000 pesetas a negro. ¡Por no saber jugar! murmura un técnico, en discusión con otro jugador . Ese señor ha ganado, ¿y qué? ¿Es que demuestra algo el que haya ganado ese señor?
Palabra del Dia
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