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Actualizado: 2 de julio de 2025
Y lo que usté no guipa, porque ya está fuera de combate respondiéronle en son de zumba. ¡Pintura, digo yo á eso! replicó el veterano con mucho retintín; aunque bien desaminao el ite de ese particular, ¿qué tenéis ya que recibir de naide? ¿Qué vus falta?
Frente a la señora, reclinado en una butaca igual, estaba el general Patiño, conde de Morillejo. Hállase entre los cincuenta y sesenta, pero conserva en sus ojos el fuego de la juventud; sus cabellos grises están esmeradamente peinados, los largos bigotes a lo Víctor Manuel, la perilla apuntada, la nariz aguileña le dan un aspecto simpático y gallardo. Es el tipo perfecto del veterano aristócrata.
La ferocidad pintada en los semblantes no excluía la expresión de sufrimiento por las privaciones y trabajos; pero estaban alegres, cantaban, reían y se las prometían muy felices. En las filas se codeaban los muchachos con los viejos, y al lado del niño, precoz guerrero lleno de ilusiones de gloria, estaba el veterano que se había batido en las campañas heroicas del año 8.
Despues de disponer su bazar de manera que se pudiese cerrar rápidamente en un momento apurado, se hizo acompañar de un guardia veterano para el corto camino que separaba su casa de la de Simoun.
El caminante de la izquierda era un veterano robusto y de atezado rostro, con espada al cinto y largo arco á la espalda; el abollado capacete y los desteñidos colores del león de San Jorge que llevaba cosido en el coleto no dejaban duda sobre la procedencia del soldado, cuyo aspecto todo denotaba sus recientes campañas.
Este libertino incorregible... este veterano del vicio se atreve a poner su mirada venenosa en esta flor. MARQU
Creía el valiente veterano de la Ferrolana que, aunque con trabajillos, lograría irse haciendo á los nuevos resabios del gremio, y vivir en paz, si no á gusto, los pocos años que le quedaban de vida; y por conseguido lo daba ya, cuando cayó sobre sus anchas espaldas el peso insoportable de un infortunio con que jamás había soñado.
¡Olé los hombres con riñones! ¡Bendita sea la mamá de todos ustedes! ¡Viva la guardia civil! Van ustedes a tomarse una copa conmigo. Chivo, sirve a estos caballeros. El veterano volvió a excusarse. La ordenanza... el reglamento del cuerpo... Pero su firme negativa la acompañaba con una sonrisa bondadosa. Tenía enfrente a un Dupont; a uno de los más ricos de la ciudad.
Vea usted dijo el veterano, levantando el brazo y descubriendo un gran desgarrón en su uniforme, por el cual se divisaba el forro blanco, que parecía la dentadura que se asoma por detrás de una risa burlona. Don Modesto estaba identificado con su uniforme; con él habría perdido el último vestigio de su profesión. ¡Qué desgracia! exclamó tristemente la tía María.
¿Qué es eso, Simón? preguntó el señor de Morel. ¿Qué atropello ha cometido el arquero? Si ha ofendido á esa mujer ó apoderádose de su hacienda, juro dejarlo colgado en la plaza del pueblo, aunque sea el mejor soldado de mi compañía. No, señor barón, contestó el veterano esforzándose por contener la risa.
Palabra del Dia
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