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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Venía volada por la calle, y él detrás, detrás. ¡Qué asiduidad! ¡Qué perseverancia! ¡Ay! Déjenme ustedes que repose y tome aliento. Aquella criatura facunda y versátil, especie de andrógino reseco y sin incentivo, vivía en la Rúa Ruera, y se llamaba Felicita Quemada.
En prueba de que la pereza es un instinto de precaucion contra el sufrimiento que nace del ejercicio de las facultades, se puede observar: 1º. que cuando este ejercicio produce placer, no solo no hay repugnancia á la accion, sino que hay inclinacion hácia ella; 2º. que la repugnancia al trabajo es mas poderosa ántes de empezarle, porque entónces es necesario un esfuerzo para poner en accion los órganos ó miembros; 3º. que la repugnancia es nula cuando desplegado ya el movimiento, no ha trascurrido aun el tiempo suficiente para hacer sentir el cansancio que nace del quebranto de las fuerzas; 4º. que la repugnancia renace, y se aumenta á medida que este quebranto se verifica; 5º. que los mas vivos adolecen mas de este mal porque experimentan ántes al sufrimiento; 6º. que los de índole versátil y lijera, suelen tener el mismo defecto, por la sencilla razon de que á mas del esfuerzo que exige el trabajo, han de menester otro para sujetarse á sí mismos venciendo su propension á variar del objeto.
Dos preocupaciones cayeron después sobre el ánimo encogido de Bonifacio: la una era una gran tristeza, la otra una molestia constante. Del mal parto de su mujer nacían ambas. La tristeza consistía en el desencanto de no tener un hijo; la molestia perpetua, invasora, dominante, provenía de los achaques de su mujer. Emma había perdido el estómago, y Bonifacio la tranquilidad, su musa. El carácter caprichoso, versátil de la hija de D. Diego, adquirió determinadas líneas, una fijeza de elementos que hasta entonces en vano se pretendía buscar en él; ya no fue mudable aquel ánimo, no iba y venía aquella voluntad avasalladora, pero insegura, de cien en cien propósitos. Emma, con una seriedad extraña en ella, se decidió a ser de por vida una mujer insoportable, el tormento de su marido. Si para el mundo entero fue en adelante seca, huraña, la flor de sus enojos la reservó para la intimidad de la alcoba. Molestaba a su esposo como quien cumple una sentencia de lo Alto. En aquella persecución incesante había algo del celo religioso. Todo lo que le sucedía a ella, aquel perder las carnes y la esbeltez, aquellas arrugas, aquel abultar de los pómulos que la horrorizaba haciéndola pensar en la calavera que llevaba debajo del pellejo pálido y empañado, aquel desgano tenaz, aquellos insomnios, aquellos mareos, aquellas irregularidades aterradoras de los fenómenos periódicos de su sexo, eran otros tantos crímenes que debían atormentar con feroces remordimientos la conciencia del mísero Bonifacio. «¿No lo comprendía él así?». No. Su imaginación no llegaba tan lejos como quería su mujer.
Del otro Francia, tierra de gloriosos recuerdos, pero algo versátil; infinitamente simpática, apesar de sus graves defectos; país clásico de la ciencia y el arte, de la literatura y las heroicas hazañas, de la omnipotencia social que suprime al individuo. En Inglaterra dejaba la libertad sin la igualdad. En Francia iba á encontrar la igualdad sin la libertad....
Creemos haber hecho en el último capítulo el elogio del constante buen humor de Antoñita, y, una de dos; o han sido prematuras nuestras apreciaciones, o la llegada de los flamantes huéspedes turbó el estado de beatitud y calma de su espíritu, que repentinamente se tornó caprichoso y versátil.
El naufragar o arribar a buen puerto depende entonces, no de la seguridad de nuestra brújula, sino del hado favorable o adverso, independiente de nuestra voluntad y de nuestra orientación reflexiva. A los diez y ocho o veinte años la mujer se impresiona fácilmente. Pero esta impresión suele ser fugaz, versátil, inconsciente.
El Ecuador, con sus calores irresistibles, era «el gladio o cuchillo ígneo versátil» que había puesto Dios entre los hombres y el Paraíso para que ninguno de los hijos de Adán pudiese volver a él. Los poetas de la antigüedad y los Padres de la Iglesia acordábanse maravillosamente al fantasear sobre esta parte del mundo absolutamente ignorada.
Las facultades mentales están decaídas, la inteligencia apática, versátil; la memoria es débil, el humor variable, y con mas frecuencia importuno é irascible; muchas veces hay ansiedad ó indecision, que es el carácter moral de las personas que hace mucho tiempo padecen ó que están sometidas á la instabilidad de una salud cada dia mas alterada, y entregadas á las dudas de su restablecimiento.
Palabra del Dia
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