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Actualizado: 28 de noviembre de 2025


Pero, ahí estaba ella, la madre, para velar por todos; no conseguirían su objeto, no: ella lo había jurado. Sus ojos, secos ya, brillaban, animados por el odio inextinguible. Susana lloraba.

Todavía me callé durante algún tiempo, porque dentro de , en la prolongada noche de mi mente, el alba de un nuevo día aparecía ya. Alejandra creía velar sobre porque estábamos juntos, porque me hablaba. Yo no la veía, no la oía: una alma, muda e invisible, gobernaba ya mi vida... Se interrumpió un momento, alzando los ojos al firmamento.

El cuarto está a media luz, una luz como la de las estrellas, que viene de la lámpara de velar, con su bombillo de color de ópalo. Pero se ve, hundida en la almohada, la cabecita rubia. Por la ventana entra la brisa, y parece que juegan, las mariposas que no se ven, con el cabello dorado. Le da en el cabello la luz.

Esto no puede ser. Pues estaría bueno que un gobernador, cuya misión es velar por la moral pública, diera tal ejemplo. ¡El encargado de hacer respetar todas las leyes, faltando a las más elementales!... ¡Bonita andaría la sociedad, si el representante del Estado predicara prácticamente el concubinato! Ni que estuviéramos entre salvajes... Convéncete de que no puede ser.

María Teresa se estremeció, pero no pudo responder porque la señora Aubry que subía detrás de ellos, los alcanzó para decirle a Juan: ¿Quieres velar también esta noche, hijo mío? No, esta noche le corresponde a Jaime... Voy solamente a ver si mi querido señor no me necesita respondió Juan sencillamente y si Jaime no se ha dormido.

Hombre, no; lo único que es que desde hace unos días tengo el propósito de hacerte una visita, y por una u otra causa no te la hago. Comprendo tu vacilación dijo Amaury, sonriendo desdeñosamente. ¿? preguntó Felipe palideciendo. Entonces sabrás... Lo que es que el doctor Avrigny me ha encargado de reemplazarle en la guarda de su sobrina y que tengo el encargo de velar por su reputación.

No tiene sueño tranquilo; cada noche se levanta dos o tres veces para ver a Carmen y darle el alimento y la medicina. A no me gusta eso, porque no tiene obligación de velar a tu tía. Eso me toca a . Ya se lo he dicho; pero ella no dejaría, por nada de este mundo, que me levantara yo a deshora.

Así, pues, la energía de amor está en como dormida; pero no ha muerto. No permita Dios que mate yo en facultad alguna de las que el mismo Dios me ha dado. Duerma el amor en mi seno. A mi razón serena y fría toca velar para que no le despierte sino quien deba. Pero, hija mía, nadie acude a despertarle, y me temo que sea eterno su sueño.

Pocas palabras tengo que decirle, pues bien creo que me comprenderá sin necesidad de prolijas explicaciones. Usted ha prometido al doctor Avrigny velar por su sobrina y ser para ella consejero fiel, guía y hermano, ¿no es así? , señor, y espero cumplir mis promesas. Entonces, su reputación será para usted, no sólo respetable, sino muy preciosa. Más que la mía propia, señor conde.

Conozco tu corazón confiado, noble, afectuoso y perfectamente la herida profunda que ha de abrir en él un desengaño... Pero... yo no puedo olvidar que eres mi hermano, que mi mujer lleva tu nombre y que tengo el sagrado deber de velar por que este nombre no sea arrastrado por el suelo... Yo no quiero añadió exaltándose que este nombre, que ha de llevar también mi hijo, sirva de burla y escarnio a la gente.

Palabra del Dia

vengado

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