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Actualizado: 31 de agosto de 2025
De tal modo arreciaron la metralla y la fusilería enemiga, que casi toda la primera fila del valiente regimiento de Órdenes cayó, cual si una gigantesca hoz la segara. Pero sobre los cuerpos palpitantes de la primera fila pasó la segunda, continuando el fuego. Como si los tiros franceses persiguieran con inteligente saña las charreteras, el regimiento vió desaparecer a muchos de sus oficiales.
Con la alegría, contento y ufanidad que se ha dicho, seguía don Quijote su jornada, imaginándose por la pasada vitoria ser el caballero andante más valiente que tenía en aquella edad el mundo; daba por acabadas y a felice fin conducidas cuantas aventuras pudiesen sucederle de allí adelante; tenía en poco a los encantos y a los encantadores; no se acordaba de los inumerables palos que en el discurso de sus caballerías le habían dado, ni de la pedrada que le derribó la mitad de los dientes, ni del desagradecimiento de los galeotes, ni del atrevimiento y lluvia de estacas de los yangüeses.
¡Valiente charlatana! ¿Y no sabe usted que nos está prohibido responder por nuestro nombre antiguo? Lo sé, pero... ¿Pero qué? Me complace tanto llamarla por ese nombre, que aun a riesgo de incurrir en el enojo de usted... No es en mi enojo, es en un pecado.
Tan compasiva y dulce como valiente, tenía para todos la piedad que consuela y la palabra que levanta, tal como el «Eloa» del poeta cuya radiante caridad no se detiene en las puertas del infierno. Por eso tenían todos por ella una admiración que sólo podía compararse con su respeto.
La prueba de los amigos. El Alcalde de Zalamea. La gran Comedia de Rey por Trueque. El valor de Malta. Fray Diablo. La pérdida honrosa ó los caballeros de San Juan. La gran columna fogosa. Un pastoral albergue. El Alcaide de Madrid. El valiente Juan de Heredia. El Don Gil de la Mancha. El casamiento por Christo. Los celos de Rodamonte. La mayor hazaña de Alejandro Magno. Santa Casilda.
Las puertas vomitaron negras oleadas de gente que, al desparramarse por las aceras, respiraba con delicia el aire puro de la noche, y en pocos momentos la ancha nave quedó vacía. Algunos exaltados elogiaban el sermón. Es un padre nuevo. No le conocía. Ni yo: ¡qué valiente ha estado! Es de los finos. ¡Ojalá hubiera muchos así en los pueblos!
Allí se concentra toda la substancia y puede morder á su sabor. Este valiente comedor de bacalao, aunque no tan fecundo, tiene sin embargo, un millón quinientas mil huevas. Un esturión de mil cuatrocientas libras, encierra cien libras de germen, ó cuatrocientas cincuenta de huevas. El peligro no cesa.
Miróle de alto abajo el lacayo, extrañando, sin duda, que por tal dependencia le preguntase un mancebo, buen mozo, que transcendía á la legua á hidalgo y á valiente, y que llevaba con suma gracia su traje de camino. No os dejarán llegar á la cocina de su majestad contestó el lacayo después de un momento de importuna observación si no decís á quién buscáis. Busco dijo el joven al cocinero mayor.
Era alegre, valiente, aficionado a cuentos y chascarrillos, donde siempre jugaba papel principalísimo algún cura o monja. No pronunciaba bien las erres. Don Jaime Marín, propietario de cuatrocientas fanegas de pan, que con la contribución equivalían a unas seis mil pesetas, sería un gran calavera, un licencioso, un monstruo de corrupción si no tuviese por mujer a doña Brígida.
A Piantanido, Maestre de campo de los italianos, mataron el día de la gruta en el caballero de San Juan de un arcabuzazo: murió luego en cayendo. Era un muy valiente soldado y solícito y muy bien entendido en cosas de fortificación. El mismo día mataron al Capitán Juan Ortiz de Leyva, muy buen soldado. Al Capitán Escolar habían muerto dos días había.
Palabra del Dia
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