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Actualizado: 10 de noviembre de 2025
Todo esto que pensaba Feli vagamente lo traslucía Isidro en sus miradas. El, por su parte, viéndose analizado y con menos admiración, sentía ligeros descensos en su amor, confesándose que había en éste más de agradecimiento que de pasión irresistible. Amaba a Feli con un nuevo afecto plácido y tranquilo.
Sus ojos parpadearon con instantánea ceguera antes de habituarse á la penumbra de los verdosos corredores... Y cuando las primeras imágenes fueron marcándose vagamente en su retina, casi hizo un paso atrás, á impulsos de la sorpresa.
Aquella planta, traída de tan lejos y por la cual demostraba especial interés el padre de Magdalena, decía ella que le había sido enviada en recuerdo de una expedición al pico de * por un compañero de viaje a quien se atribuía vagamente mucha amabilidad, mucha cultura y previsión y muchas consideraciones respecto al señor D'Orsel.
En la época moderna los escultores procuran también revelar espíritus y símbolos, pero sólo logran hacerlo recurriendo a la deformidad, artificialmente, y así sus obras son casi siempre una caricatura. Nuestra época es incapaz de alzarse hasta la religiosa sabiduría helénica. Inútilmente algunos grandes espíritus han procurado enseñarla. Sus lecciones son voces solitarias, vagamente oídas.
Esas filas de montes, que van á unirse á la gran cresta de las cumbres principales, son vagamente paralelas no obstante ser dentadas, y ora se aproximan, ora se alejan aparentemente, según el juego de las nubes y el andar del sol.
Recordaba vagamente un perro negro de lanas, noble y hermoso; debía de ser un terranova. ¿Qué habría sido de él? . El perro se tendía al sol, con la cabeza entre las patas, y ella se acostaba a su lado y apoyaba la mejilla sobre el lomo rizado, ocultando casi todo el rostro en la lana suave y caliente. En los prados se arrojaba de espaldas o de bruces sobre los montones de yerba segada.
Mientras me paseaba oía vagamente la sonata que estaba tocando al piano; era una melodía que ejecutada por mi hija me llenaba de gozo el corazón. »Aquel arrobamiento duró como un cuarto de hora. »Complacíame yo en aproximarme a aquella fuente de armonía, y después de deleitarme un instante me alejaba de ella para dar la vuelta al jardín.
Entonces conoció Fermín a su «ángel protector», como él le llamaba; al hombre que, después de Salvatierra, era el dueño de su voluntad, a Dupont el viejo que, viéndole un día, recordó vagamente ciertas muestras de respeto, ciertos pequeños favores a su casa y a su persona, en la época en que aquel infeliz iba por Jerez con aire de amo, orgulloso de su gorro colorado y de las armas que hacía resonar a cada paso, con un estrépito de ferretería vieja.
Dirigiendo las miradas con ansiedad hacia el lugar de donde procedía la voz, percibió vagamente bajo los árboles una forma vestida con traje tan obscuro, y que se destacaba tan poco en medio de la penumbra que reinaba entre el espeso follaje, que casi no daba paso á la luz del mediodía, que apenas pudo distinguir si era una sombra ó una mujer.
Únicamente expresó algo que se relacionaba vagamente con aquellas ideas: «Tiene usted las pasiones del pueblo, brutales y como un canto sin labrar». Así era la verdad, porque el pueblo, en nuestras sociedades, conserva las ideas y los sentimientos elementales en su tosca plenitud, como la cantera contiene el mármol, materia de la forma.
Palabra del Dia
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