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Actualizado: 5 de mayo de 2025


Con femenina impertinencia, Coca le repuso: Los jóvenes de buen gusto no me han de querer a , pobre y rústica campesina... Después de comer, Coca ofreció bombones al estanciero, en su rica caja de porcelana de Saxe, resto de los antiguos lujos de la casa. ¡Hermosa bombonera! observó Vázquez, admirándola.

Adolfo protestó ingenuamente; él no volvería a casarse... Se encuentra usted demasiado bien así dijo Vázquez con unas hermanas como las que usted tiene... ¡Feliz de usted!... Pero esta felicidad no puede durarle toda la vida... Ellas se casarán alguna vez... ¡Oh no!... interrumpió Coca. ¿Y por qué no se casa usted? preguntó Adolfo a su amigo.

Pierde cuidado... Vázquez es ahora lo de menos... ¡Lo asombroso es que hayas agitado de ese modo con tu fantástico personaje a todo el público!... El caso es interesantísimo ejemplo de cómo nacen los mitos; de cómo la inofensiva creación de una chica retirada y tranquila puede dar origen a sólidas creencias y hasta a pasiones políticas... ¡Si no salgo de mi asombro!

Parece, sin embargo, que no se conserva de ellos obra alguna dramática, al ménos de éste período más antiguo, si se exceptúa la comedia de la Costanza, de Gaspar Vázquez, que no conocemos, representada en Alcalá en 1570.

Como dieran las tres de la mañana, Laura indicó a su hermana que durmiese, con esta última advertencia: Vázquez te hará su declaración uno de estos días... Lo único que te pido es que no lo aceptes inmediatamente.

Ningún trastorno sufrió la Naturaleza en su nacimiento. Elías estudió en Alcalá cánones y teología. Durante sus estudios, en que mostró grande aplicación, los maestros no cesaron de poner en las mismas nubes al que tanto honraba la ilustre estirpe de los Orejones. Unos esperaban en él un Luis Vives, otros un Escobar, cuál un Sánchez, cuál un Vázquez ó un Arias Montano.

Si es usted un amigo tan paternal, principie por no hacerme cumplimientos ni adularme. ¡Los piropos son un veneno para las niñas frívolas y coquetas como yo! Y miró a Vázquez con la más tierna de sus miradas y le sonrió con la más mona de sus sonrisas, como diciéndole: «Pero no importa que las lisonjas sean un veneno.

Vázquez repuso, con enternecida gratitud: Es esto muy amable de su parte, Laura... Espero que cumpla su promesa... ¡Y crea que será para un gran placer recibir en mi casa a mis queridos amigos Adolfo y Laura Itualde!

En todo caso, se me ocurre prepararle unas empanadas de vigilia, de esas «especiales» que yo amasar... ¡Por Dios, Coca! exclamó alarmada Laura. ¡No vayas a mandar empanadas de vigilia! ¡Mira que hemos pasado la Cuaresma! ¡Empanadas de vigilia o cualquier otra cosa! ¡Mañana mismo las tendrá Vázquez en tu nombre!..... afirmó Coca con decisión.

Era don Mariano Vázquez que llamaba a la puerta de calle. Don Mariano, un cuarentón bien parecido y mejor conservado, se presentó como amable hombre de mundo. Manifestose alegre y decidor. Si tuvo una novia inconstante en otro tiempo, esa novia parecía ya harto olvidada. Dio durante la comida alguna broma a Adolfo, con una «elegante señorita» que había visto en la ventana de una casa vecina.

Palabra del Dia

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