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Actualizado: 5 de julio de 2025
Se detuvo en el umbral, y dirigió una mirada en torno suyo, porque tal vez la idea de entrar sola, y después de tantos cambios, en aquella morada en que también había padecido tanto, fué algo más triste y horrible de lo que ella podía soportar. Pero su vacilación, aunque no duró sino un instante, fué lo suficiente para dejar ver una letra escarlata en su pecho.
Llegó ayer, y voy a tener el honor de presentárselo, porque hele aquí que entra. Efectivamente apareció a la sazón en el umbral de la puerta un joven alto, moreno, de semblante tranquilo y frió y vestido con elegancia; lucía en su solapa la cinta de la Legión de honor, de la estrella Polar de Suecia y de Santa Ana de Rusia.
La pequeña exhala un grito, cáese el librote, espabílanse los canarios y las moscas, el viejo se yergue sobresaltado, despavorido y turbado yo mismo un poco, me paro en el umbral diciendo a voces: ¡Buenos días, buenas gentes, soy amigo de Mauricio! ¡Oh!
La puerta del salón de Damas se abría solemnemente; un elegante y correcto anciano, con blancas patillas y delicadamente afeitado el resto de la faz, se quedó en el umbral en diplomática postura; una mujer alta y gallarda penetró en el recinto; acrecentaba su clásica beldad el negro traje de tafetán, muy ceñido y golpeado de azabache; sobre su frente de diosa, el sombrero de tul con espigas de oro, parecía mitológica diadema; era su andar noble y soberano, y sin cuidarse de saludar a nadie, se fue hacia el piano, vacante a la sazón, y sentándose, comenzó a interpretar magistralmente unas mazurcas de Chopín.
Cruzaron el vestíbulo y abrió también la puerta cancel... Llegaron al zaguán... Ya estaban ante la puerta de la calle... Lita hizo un esfuerzo para abrirla... ¡Era un pestillo muy duro y bien cerrado!... Y sintió de pronto que le faltaba el apoyo de su madrina y cayó sobre el frío umbral de mármol...
5 Por esta causa los sacerdotes de Dagón, y todos los que en el templo de Dagón entran, no pisan el umbral de Dagón en Asdod, hasta hoy. 6 Pero se agravó la mano del SE
Pero á un lado de la puerta, casi en el umbral, se veía un rosal silvestre que en este mes de Junio estaba cubierto con las delicadas flores que pudiera decirse ofrecían su fragancia y frágil belleza á los reos que entraban en la prisión, y á los criminales condenados que salían á sufrir su pena, como si la naturaleza se compadeciera de ellos.
Hará usted ordenó Ignacio que al esperar mañana al tren de España, pregunten por monsieur Aurelio Miranda.... ¡no se olvide usted! que le digan que madame está aquí en este hotel, sin novedad, y que le aguarda.... ¿Entendido? Parfait contestó la francesa. Diéronse las buenas noches Lucía y Artegui en el umbral de sus respectivos cuartos.
El músico se sentó ante el armónium, y durante largo rato hizo sonar el último lamento del genio, su queja dolorosa al transponer el umbral de la vida, no desesperada y temblona por el miedo a lo desconocido, sino de una melancolía varonil, que se sumerge en la eterna sombra con la confianza de que la nada roerá inútilmente su gloria.
Porque no te veia, una vez maldiciendo, otra llorando, la vista dirigia á la arboleda umbría, sólo de ruiseñores habitada, que, la intensa pradera atravesando, termina en el umbral de tu morada. Ya se iban apagando del ciclo azul los tornasoles rojos... Yo, el rostro contrayendo de rabia y de dolor, cerré los ojos y... ya nunca te aguardo maldiciendo.
Palabra del Dia
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