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Actualizado: 25 de junio de 2025


El café de la Cabeza del Turco, situado en lugar tan céntrico como la calle de las Sierpes, había servido ya en la primera época liberal de centro de los enemigos del absolutismo, y entonces volvió á ser lo mismo, llegando durante los tres años, á los tiempos de su mayor apogeo y celebridad.

Ambos le habían espetado muy razonados discursos, en los que su porvenir jugaba papel importante. La respetable señora Tompain había logrado, sin embargo, que su hija se conservase en un justo medio, esperando que uno de los rivales se decidiese a plantear el asunto en forma de negocio. El turco era un buen muchacho, honrado, decente y tímido. Esto no obstante, habló al fin, y fue escuchado.

El capataz continuó la lectura de las diversas hojas que componían el cuaderno. Al fin empezó á entender su texto, y esta comprensión sirvió para aumentar su asombro, ¡Y para eso le enviaban á Buenos Aires, con orden de volver inmediatamente!... ¡Padre San Francisco! murmuró . Esto no puede ser para una sola hembra. Esto es para todo el harén del Gran Turco.

Pero en tanto que se trataba de poner en ejecucion la salida, Sarcano Turco con saber que el ejército de los Catalanes estaba dentro de la Ciudad, se atrevió á correr su vega llevando á sangre y fuego cuanto se le puso delante.

¿Quién es? Un semi-Dios. Este otro es honrado, caritativo, afectuoso, creador, valiente. ¿Lleva los bigotes untados con resina á izquierda y derecha, como si fuese pregonando la guerra al gran turco? No. ¿Lleva cadena? No. ¿Lleva brillantes? -No. ¿Va en coche? No. ¿Tiene una librea que le idolatre? -No. ¿Quién es? Nada; un pobre diablo.

-Así escarmentará vuestra merced -respondió Sancho- como yo soy turco; pero, pues dice que si me hubiera creído se hubiera escusado este daño, créame ahora y escusará otro mayor; porque le hago saber que con la Santa Hermandad no hay usar de caballerías, que no se le da a ella por cuantos caballeros andantes hay dos maravedís; y sepa que ya me parece que sus saetas me zumban por los oídos.

Soy de ese parecer dijo el Cojuelo : tendamos la raspa en este pradillo junto a este arroyo, espejo donde se están tocando las estrellas, porque aguardan a la madrugada visita del sol, Gran Turco de todas esas señoras.

Ya lo he pensado dijo . Prefiero quedarme aquí que ir a Turquía; mis compatriotas son mejor tratados en Corfú; además, he aprendido un poco el italiano y no aprendería el turco; y, por último, el jardín y la casa que usted ha alquilado, me convienen. ¿Pero cómo diablos quieres...? He encontrado el medio. En lugar de dar una puñalada a la señora condesa, se la doy a usted.

D. Gabriel! Días y más días sin pasar por casa. Después de aquella tremenda y borrascosa escena con D. Pedro, pocas veces has ido por allá. Y no quedó poco comprometido mi honor... Señora, francamente, temo que el señor D. Pedro me ensarte con su gran espadón, porque de que está celoso como un turco no me queda duda alguna.

A esta hora, perdió L'Ambert la paciencia y les dijo a sus testigos: ¡Ya me está cargando este turco! ¡No contento con haberme birlado a la Tompain, se complace en hacerme pasar la noche en claro! ¡Pues bien, marchemos! Tal vez pudiera creer que tengo miedo de cruzar con él mi acero. Pero marchemos de prisa, si os parece, y tratemos de dejar zanjado el asunto esta misma mañana.

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