United States or Czechia ? Vote for the TOP Country of the Week !


¿Qué había de contestar Poldy, muda de asombro, radiante de alegría, y con el amor y el pudor luchando en su alma? Hizo, no obstante un esfuerzo y se puso de pie, aunque turbada y vacilante. Entonces él se levantó también y la estrechó irresistible y cariñosamente entre sus brazos. Luego, juntó su rostro al de ella y cubrió de besos su frente, sus mejillas y su fresca boca.

Yo no creo que pueda existir tal semejanza, Frasquito replicó la niña, turbada, echando lumbre por los ojos. La fisonomía, las facciones, así de perfil como de frente, la expresión, el aire del cuerpo, la mirada, el gesto, los andares, todo, todo es lo mismo. Créame usted, yo no miento nunca.

En primer lugar, caballero, yo no os conozco; en segundo lugar, no comprendo cómo acompañáis á mi parienta doña Catalina. Sentémonos dijo Quevedo con gran calma. Doña Catalina se sentó más turbada que nunca, y la abadesa extraordinariamente admirada, dominada por la sangre fría y la audacia de Quevedo.

El bufón desnudó su puñal y corrió también, pero cuando llegaba á la Cava Baja se encontró con que el ruido de las cuchilladas había cesado, y en su lugar se escuchaban á un tiempo grandes carcajadas y la voz trémula, turbada, del cocinero mayor, que decía: ¡Ah, señor! ¡señor! ¡me habéis salvado y os habéis salvado á vos mismo!

Nunca divago, y sobre todo, sobre ese tema; porque bien de lo que trato. ¡Canarios! dijo mi tío riendo. Sin embargo, acabas de decirnos que no quieres a nadie. ¡Es cierto! repliqué rápidamente, medio turbada con mi indiscreción. Pero ¿no creéis tío, que la reflexión pueda suplir a la experiencia? ¡Cómo no! ¡Ya lo creo! sobre todo, tratándose de semejante asunto.

Responde prosiguió doña María . Yo tengo derecho a saber en qué emplea su tiempo la que va a casarse con mi hijo. Entonces la voz de Inés, que claramente y no muy turbada respondía: , señora doña María. Lord Gray escribió para . Perdóneme usted. ¡De modo que !... Yo no tengo culpa... Lord Gray...

La irritada esposa creyó más del caso decir: «Te aborreceré, ya te estoy aborreciendo». Santa Cruz, que estaba de buenas, repitió con buena sombra otra frase de las comedias: «Ahora lo comprendo todo. Pero la verdad, chica, es que no comprendo nada». Turbada en sus propósitos de pelea por el buen genio y los cariñosos modos que el pérfido traía aquella noche, Jacinta rompió a llorar como un niño.

No menos confusa y turbada parecía Margarita, y agitábasela el seno, como si una potente fuerza dentro de él se hubiera conmovido inquieta.

Se pone su capa y se da unos pocos polvos en la nariz y en las mejillas, en tanto que el querido maestro restablece la buena disposición de su peinado. Breve silencio. Jessy se toca nuevamente con su sombrero; luego, algo turbada, registra en su bolso y saca dos billetes de cien francos, que alarga a su profesor. JESSY. ¡Caramba...! ¡Es el precio del abono... para la lección...!

He tenido ocasión de entregarme a mis reflexiones; tuve un gran disgusto al separarme de mi Cesarina, y ella, por su parte, lo tuvo también al verme partir. Siempre que estoy turbada y abrumada, despejo mi cabeza reflexionando. Pero jamás sabemos de cierto en este mundo cuándo obramos bien o mal: Dios lo quiere así para tenernos humillados siempre en nuestra propia desconfianza.