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Actualizado: 18 de septiembre de 2025
¿Y yo? exclamó Marcos Divès . ¿Yo no tendré nada que hacer? ¿Voy a permanecer con los brazos cruzados viendo batirse a los demás? Tú quedas encargado del transporte de municiones; ninguno sabría manejar la pólvora mejor que tú, preservándola del fuego y de la humedad, fundir balas, hacer cartuchos...
Toda la santa tarde estuvo mi hombre ocupado en el transporte de los ladrillos, y tuvo la satisfacción de que ni uno solo de los setenta se le rompiera por el camino. El contento que inundaba su alma le quitaba el cansancio, y provenía su gozo casi exclusivamente de que Jacinta, en aquel ratito en que le llevó aparte, le había dado un duro.
Beatriz se sintió desfallecer, confundiendo en el mismo transporte la resurrección del Señor y la presencia del pálido mancebo, cuyo rostro figurósele, al pronto, la faz descarnada y admirable de la Pasión. Con las últimas palabras del Evangelio, Ramiro comenzó a retirarse, lentamente.
Por eso no ha rajado la piel, y en vez de herida resultó contusión. Conchilla, que miraba el brazo de su amante con tristeza y sobresalto, se precipitó al fin sobre él y le besó la cicatriz con transporte, sin importarle las risas y las cuchufletas que esto produjo. Amparo y Socorro se habían quedado sentadas al lado de la mesa, una frente a otra.
Será necesario que el exceso de la población europea llene primero las vastas regiones americanas aún despobladas, que atraen la emigración en primer término, por la analogía del clima y las facilidades de transporte, para que la corriente tome el rumbo de Colombia. ¿Cuántos años pasarán antes que se llene el far-west del Norte o las dilatadas pampas argentinas, sin contar con la Australia y el Norte de África?
Si el jiro limitado y privilejiado de Manila con Nueva-España no hubiera estado reducido á un comercio meramente pasivo de tránsito ó de transporte, esos establecimientos al paso que se han hecho ricos, ellos mismos hubieran dado á aquel comercio una opulencia verdadera.
Era dueño de buque, y temieron perder su cooperación cuando escaseaban tanto los medios de transporte. Además, el Mare nostrum, por su velocidad, merecía ser empleado aparte, en servicios extraordinarios y rápidos. Quedó en Marsella unas semanas esperando un cargamento de obuses, y callejeó como siempre por la capital mediterránea. Las tardes las pasaba en la terraza de un café de la Cannebière.
Me transporté pues allí á fines de 1826, y permanecí en ella durante ocho meses.
Desplazaría de seiscientas a setecientas toneladas, tendría unos ciento sesenta o ciento ochenta pies de largo y más de treinta de ancho. Como barco de carga destinado al transporte de mercancías, era un tanto pesado; de figura muy redonda, casi igual a proa que a popa, tenía una cubierta, sollado a proa para la marinería, cámaras en popa y todo lo demás preparado para bodega.
Allí estaba, sola, abandonada, vendida, ultrajada, calumniada, con las muñecas heridas por mano brutal y el rostro marchito por la enfermedad, el terror y el dolor.... Pensando en esto, la oración se interrumpió en labios de Julián, la corriente del existir retrocedió diez años, y en un transporte de los que en él eran poco frecuentes, pero súbitos e irresistibles, cayó de hinojos, abrió los brazos, besó ardientemente la pared del nicho, sollozando como niño o mujer, frotando las mejillas contra la fría superficie, clavando las uñas en la cal, hasta arrancarla....
Palabra del Dia
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