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Actualizado: 17 de junio de 2025
Pero una voz muy conocida de ella le cortó la palabra. Era el doctor Le Bris que llegaba de Corfú a todo correr. Había visto a le Tas en una ventana del hotel Trafalgar, y al galope traía este notición. El cochero de la señora Chermidy al que había encontrado a la puerta de la villa, lo había asustado al decirle que había llevado allí a una señora.
Marianela; 2 pesetas. La Familia de León Roch; 3 tomos, 6 pesetas. El Amigo manso; 3 pesetas. La Desheredada; 8 pesetas. El Doctor Centeno; 2 tomos, 6 pesetas. Tormento; 3,50 pesetas. La de Bringas, tercera parte del Doctor Centeno; 3 pesetas. Lo Prohibido; 2 tomos, 6 pesetas. La Fontana de Oro; 2 pesetas. Episodios Nacionales: edición ilustrada con más de 1.200 facsímile. Tomo I. Trafalgar.
Si ellos no quieren ayudarnos, nosotros debemos hacer las investigaciones por nuestra cuenta. El abogado se despidió de nosotros en la plaza Trafalgar, conviniendo en reunirse con nosotros en la de Grosvenor, después del funeral, para leer formalmente el testamento delante de la hija del muerto y de su compañera, la señora Percival.
Como España y Francia hacían causa común contra Inglaterra y acababa de realizarse el desastre de Trafalgar, dos bergantines ingleses atacaron en Arica a la fragata de guerra española Astrea, ocasionándola fuertes averías y forzándola a buscar abrigo en la bahía.
Juan Andrea Doria, temeroso también en Lepanto, cuyo triunfo estuvo á punto de comprometer, responde ante la historia del tremendo fracaso de los Gelves, si bien Monsieur Jurien de la Gravière, siempre juicioso y benévolo, como quien ha sentido sobre los hombros el peso enorme de la responsabilidad, lo tiene dicho: «Vencer á los turcos en la mar en el siglo XVI, era tan difícil como derrotar á los ingleses en los días de Abukir y Trafalgar.»
Entre las plazas de Lóndres que merecen ser vistas, descuellan las de Trafalgar y Waterloo: ámbas son grandísimas, con soberbios edificios, y sus correspondientes estatuas de Nelson y Wellington.
La voz del artillero, tímida y entrecortada al principio, fuese poco a poco vigorizando, cual si aquellos hechos gloriosos encontraran en su corazón eco suficiente para imitarlos, y cuando llegó a describir un episodio de Trafalgar, que llamó último timbre de su familia, su acento vibraba con esas misteriosas inflexiones del sentimiento que parecen elevar al orador a una esfera más alta, prestándole no sólo facultad para persuadir y fuerzas para conmover, sino hasta derecho para mandar...
Traducción de Helen W. Lester. Chicago, A.C. Mac-Clurg and Company, 1892. Trafalgar. Traducción de Clara Bell. New-York, William S. Gottsberger, Publisher, 11, Murray Street, 1884. Zaragoza.. Traducción de Minna Carolina Smith. Boston, Little. Brown and Company, 1899. La batalla de los Arapiles. Traducción de Rollo Ogden. Filadelfia, J.B. Lippincot Company, 1895.
El tío Frasquito no podía ya con las piernas, y esforzábase en vano por discurrir algo parecido a la hazaña de Churruca en Trafalgar, cuando privado también de una de las suyas por una bala de cañón, siguió mandando el combate desde el puente del navío metido en un tonel de afrecho.
Eran el diplomático y D. José María de Malespina, aquél por tantos títulos famoso, aunque retirado, coronel de Artillería, de quien hablé cuando lo de Trafalgar. El primero me reconoció y tuvo la bondad de dirigirme algunas bromas. Sobrina dijo el Marqués , pronto tendremos aquí las tropas de Castaños. ¿Sabes lo que ahora le decía al Sr. de Malespina?
Palabra del Dia
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