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Actualizado: 24 de octubre de 2025
El capitán dió órdenes á un soldado, y éste volvió poco después con un pedazo de tiza que servía para marcar las señales de alojamiento. Von Hartrott deseaba proteger á su tío. Y empezó á trazar una inscripción en la pared, junto á la puerta: «Bitte, nicht plündern. Es sind freundliche Leute...» Luego la tradujo, en vista de las repetidas preguntas del viejo. Quiere decir: «Se ruega no saquear.
Entonces vinieron a consolarle esas ficciones engañosas que uno se forja en las grandes amarguras de la vida, falsas esperanzas que no han germinado al calor de la ilusión o del deseo, sino que llegan con paso tardo y torpe, rebeldes a la voluntad que las evoca: entonces los recuerdos tomaron formas de esperanzas, y no concebidas fríamente por el cerebro, sino brotadas del fondo de su corazón, Lázaro sintió llegar a los labios una idea que se tradujo en una palabra amorosamente pronunciada.
No conservo el recuerdo de las palabras, ni del asunto, ni del sentido de las frases; tan sólo sé que aquella singular exhalación salió de mí primero como simple ritmo, después con palabras rimadas, y que aquella medida interior se tradujo de repente no solamente por la simetría de las sílabas sino por la repetición doble o múltiple de algunas de ellas, sordas o sonoras, correspondiéndose y haciendo las unas eco a las otras.
Nerval amaba lo raro en la vida y en los libros; fué un profundo orientalista además de un exquisito poeta , y se inició en todos los ritos esotéricos. Tradujo el Fausto, y Goethe le escribió estas palabras: «Nunca me he entendido mejor que cuando os he leído». En 1836 publicó su Bohemia galante.
Maquinalmente tradujo palabra por palabra las señales cabalísticas marcadas en el rollo de papel, y las transcribió en el libro: «Señorita... el hombre... con quien... va usted a... casarse... es mi... esposo... ante la ley... inglesa...» La pluma se detuvo en los dedos temblorosos de la empleada. ¡Imposible! No podía ser esa la traducción...
Dicen que en el propio original desta historia se lee que, llegando Cide Hamete a escribir este capítulo, no le tradujo su intérprete como él le había escrito, que fue un modo de queja que tuvo el moro de sí mismo, por haber tomado entre manos una historia tan seca y tan limitada como esta de don Quijote, por parecerle que siempre había de hablar dél y de Sancho, sin osar estenderse a otras digresiones y episodios más graves y más entretenidos; y decía que el ir siempre atenido el entendimiento, la mano y la pluma a escribir de un solo sujeto y hablar por las bocas de pocas personas era un trabajo incomportable, cuyo fruto no redundaba en el de su autor, y que, por huir deste inconveniente, había usado en la primera parte del artificio de algunas novelas, como fueron la del Curioso impertinente y la del Capitán cautivo, que están como separadas de la historia, puesto que las demás que allí se cuentan son casos sucedidos al mismo don Quijote, que no podían dejar de escribirse.
Pues bien, sal de dudas. La conocí en Londres, en la Alhambra, donde cantaba y bailaba, sin que se pudiese sospechar que llegaría á ser una estrella. ¿No es italiana? preguntó bruscamente Tragomer. Los ojos de Sorege se abrieron y dijo con voz seca, solo detalle que tradujo un poco su emoción: ¿Por qué ha de ser italiana? ¿Porque canta en italiano?
Traducida fue primero en hebreo y sabiamente comentada por Moisés de Narbona. En latín la tradujo Eduardo Pococke, y la publicó en Oxford en 1671. Después se han hecho varias versiones y ediciones de ella en las lenguas vivas de ahora, especialmente en alemán y en inglés.
Esperé con paciencia que aquella dama hubiera exhalado el último grito, que me pareció estridente y de un timbre infernal; así fue que el descanso resultó magnífico y la suprimida tortura se tradujo en un aplauso unánime.
Samuel Johnson dice que Pope escribió su oda a La Soledad a los doce años, y sus Pastorales a los dieciséis: de los veinticinco a los treinta, tradujo la Ilíada. El infeliz Chatterton logró engañar con una maravillosa falsificación literaria a los eruditos más famosos de su tiempo: rebosan genio la oda de Chatterton a la Libertad y su Canto del Bardo.
Palabra del Dia
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